Blanco mas negro no es gris
Un cantante con una guitarra es la esencia del blues y del rock, a pesar de que Memphis Slim, Otis Spann y Champion Jack Dupree (en el blues) y Fats Domino, Little Richard y Jerry Lee Lewis (en el rock) apostaron tan fuerte por el piano que casi cambian el instrumento tótem. Un cantante con una guitarra, más una batería (elemento rítmico) y un bajo (enlace de guitarra y batería), forman el Abc de estás músicas. Tríos como Cream (con Eric Clapton al frente) y The Jimi Hendrix Experience crearon un punto de partida dificil de igualar en la mezcla de blues y rock.Para presentarse en trío, el músico debe saber algo esencial: tocar. No hay posibilidad de disimulos, escapismos ni demás zarandajas. O se domina el instrumento desde un concepto artesanal, o a otra cosa. Robben Ford se presenta en trío y domina.
Robben Ford & The Blue Line
Robben Ford (guitarra, voz), Roscoe Beck (bajo), Tom Brechtlein (batería). 800 personas. Precio: 2.000 pesetas. Sala Aqualung. Madrid, 24 de marzo.
Tiempo ha tenido para aprender al lado de Joni Mitchell y Miles Davis, entre otras lumbreras con las que ha trabajado, y que le han enseñado a ver la música con libertad. Ford se sitúa en la encrucijada del blues, del rock, del funk, del soul... Es decir, de músicas negras que últimamente envuelve con cierto barniz pop al transformar su primera música instrumental en composiciones cantadas con un4 voz que se acerca al timbre de Stevie Wonder, pero blanqueada.
Como guitarrista, Ford utiliza un sonido áspero, saturado, grave y punzante, en la estela de Jeff Beck. No es de los que presumen de virtuosismo, ni de los que clavan sus improvisaciones en las variaciones armónicas del blues. Por el contrario, basa su interpretación en desarrollos abiertos característicos del bluesrock de los últimos60 y primeros 70, con escapadas de la tonalidad dominante y utilizando a veces los acordes como ruptura.
Sin esquemas rígidos
A su lado, Roscoe Beck es un bajista duro y contumaz, de los que no alardean pero llenan espacio sonoro. Tom Brechtlein utiliza su batería a la antigua, sin limitarse a lanzar ritmos con los elementos básicos (caja, bombo y charles) y utilizando profusamente los timbales. The Blue Line y Robben Ford, representan la ausencia de esquemas rígidos y libertad en la interpretación.El único debe es que Ford no acaba de rematar en grande, al no traspasar ese límite que separa la música blanca de la negra, y que se suele traducir en emoción. Pero el resultado de intentar la suma de blanco y negro no convierte, de ninguna manera, a Robben Ford en un músico gris.
Babelia
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