Bach por Perenyi

Una ciudad es musicalmente normal si se escuchan, con cierta periodicidad" las creaciones fundamentales en la historia de la cultura. Por ejemplo, las suites de Bach para violonchelo solo. El ciclo de Cámara y Polifonía, de programación tan varia y a veces desconcertante, ha traído a Miklos Perenyi (Budapest, 1948), una de las figuras de su generación, junto a Maisky, Noras o la malograda Du Pré, para interpretar las suites tercera, quinta y sexta.Perenyi, después de haberse formado profundamente, trabajó con Pablo Casals, lo que quizá aumentó su amor por las suites bachianas, planteamiento y solución técnica trascendente, pero también -como Casals dijo tantas veces- altísima obra de arte. En su elogio al violonchelista catalán, Furtwaengler dijo palabras hermosas y certeras: "Esta síntesis de belleza material y espiritualidad es única".

Perenyi logra gran perfección en lo material; pero su espiritualidad no pertenece al mundo de Casals, cuyo violonchelo quizá no tuvo otras respuestas comparables que las de su discípulo Gaspar Cassadó y la de Rostropovich, tan inolvidables que al escuchar, en la magistral versión que hace Perenyi de la Sarabande, de la Suite número cinco, la memoria inmediata de la versión de Rostropovich y la lejana de la de Cassadó, aparecen casi amenazadoras. Citar esos nombres, al hablar de Perenyi, revela ya la altura en la que, desde muy joven, se situó este intérprete de excepción. Fue ovacionado con calor por el público que llenó la sala de cámara del Auditorio.