9 muertos al estallar una bomba en un iglesia de Líbano mientras se celebraba la misa
Un potente artefacto hizo explosión ayer cuando más de un centenar de fieles atendían los oficios de la misa de Cuaresma en la iglesia católica maronita de Nuestra Señora de la Liberación, 18 kilómetros al norte de Beirut. Murieron nueve personas, entre ellas una niña de cinco años, y medio centenar resultaron heridas. Afortunadamente, una segunda bomba, mucho más potente y escondida en el órgano, no explosionó. El atentado, el primero que se registra en Libano contra una iglesia maronita durante la celebración de la misa, a pesar de los 15 años de guerra civil, ocurre cuando el país se prepara para recibir al papa Juan Pablo II, que tiene previsto viajar a Líbano dentro de tres meses.
El primer ministro libanés, el musulmán Rafik al Hariri, declaró, tras visitar la iglesia en la localidad de Zuk Mikail Yunía, que el atentado se cometió con la intención de desviar la atención de la matanza de Hebrón, en cuya mezquita fueron asesinados el viernes 48 musulmanes mientras oraban. "El atentado se ha cometido un domingo en una iglesia para dar la impresión equivocada de que en esta región los judíos matan musulmanes y los musulmanes matan cristianos", declaró Hariri. El ministro de Información libanés, Michel Samaha, acusó directamente a Israel de implicación en el atentado. "Israel trata de reavivar las disensiones confesionales en Líbano y desestabilizar la paz interna", dijo.
Ni en la guerra civil
La comunidad maronita es la más numerosa e influyente de Líbano. Nasralá Sfeir, el patriarca maronita, tras tachar los hechos de "verdaderamente horribles", destacó que ni tan siquiera cuando la guerra civil (1975-1991) estuvo en su momento más álgido se atacó directamente una iglesia.
El Papa afirmó ante varios miles de personas reunidas en la plaza de San Pedro del Vaticano para el rezo del ángelus que el atentado "es un crimen que ofende a Dios y a Líbano y a su noble tradición". Juan Pablo II, que tiene previsto viajar en mayo a ese país, pidió a los fieles rezar para que Dios "ahorre a Líbano nuevos lutos, otras violencias y nuevos sufrimientos". "Ese país", continuó el Papa, "ha sufrido, demasiado y durante muchos años".
Varios grupos integristas musulmanes han expresado su reserva contra la casi una semana de estancia prevista por el Pontífice en Líbano. "La bomba pudo estar dirigida contra la visita del Papa. Esperamos que no la hayan colocado quienes están en contra de esa visita", añadió Michel Samaha.
Según las primeras investigaciones, la carga explosiva, de una potencia equivalente a cinco kilos de TNT, estaba conectada a dos obuses de mortero y a un temporizador, y se colocó, bajo una mesita cercana al altar. La policía descubrió y desactivó otra bomba, escondida en el órgano y con cinco granadas, mucho más potente.
La sangre bañaba la iglesia. El pequeño recinto resultó muy dañado: bancos y vidrieras saltaron por los aires, provocando nuevas heridas a los numerosos fieles. Entre los muertos se cuentan algunas mujeres.
Ha sido el atentado más sangriento en Líbano desde el estallido de un coche bomba en Beirut Oeste, poblada mayoritariamente por musulmanes, que causó la muerte a 17 personas en diciembre de 1991.
"No oí la explosión. Creo que me caí, perdí el oído y me vi a mí misma volando por los aires. Ahí se acabó todo, ya sólo quedaban a mi alrededor cuerpos mutilados, sollozos y llantos ahogados. Mi esposo estaba muerto", declaró una mujer desde la cama del hospital donde se recupera de las múltiples heridas sufridas. "La mano negra de Israel ha ejecutado el crimen", afirma Sami al Jatib, presidente del Comité de Defensa del Parlamento.
El ministro del Interior Bechara Merhij indicó que el Gobierno ha iniciado ya la investigación de los hechos. El Gobierno tenía previsto celebrar anoche una sesión de urgencia para estudiar la situación del país y las posibles medidas a tomar si se creen necesarias.
Luto nacional
El presidente libanés, Elías Harawi, que había declarado una jornada de luto nacional por la matanza de Hebrón, volvió a colocar la bandera nacional a media asta por otras 24 horas. Harawi hizo hincapié en que no permitirá que la violencia que azota la zona suma de nuevo el Líbano en una guerra civil.
Mientras, en el sur del país, al menos cuatro militantes del grupo extremista proiraní Hezbolá (Partido de Dios) murieron y otras tres personas resultaron heridas en el ataque fallido contra una posición de la milicia proisraelí del Ejército del Sur de Líbano (ESL) en Sueida, en el límite del sector central de lo que los israelíes consideran zona de seguridad. También resultó muerto un miliciano proisraelí y otro herido en dos operaciones separadas realizadas por integristas shiíes en la misma zona.
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