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El Gobierno israelí se compromete a desarmar y encarcelar a los colonos más extremistas

El Gobierno israelí se comprometió ayer a desarmar, encarcelar y restringir los movimientos de los colonos más extremistas que habitan en los territorios ocupados. La tremenda conmoción mundial que ha provocado la matanza de 48 palestinos por un solo fanático -según confirmó ayer un informe militar- llevó a Israel a dar el primer paso para poner freno a la impunidad con que los extremistas judíos actuan. Convencido de la necesidad de seguir adelante con el proceso de paz, el primer ministro, Isaac Rabin, hizo un gesto de buena voluntad hacia el mundo árabe y en concreto hacia la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y se comprometió a poner en libertad a más de 800 prisioneros palestinos.

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"Se ha tomado una decisión sobre detenciones administrativas y sobre la necesidad de desarmar a los colonos extremistas, especialmente de Kiryat Arba y de Hebrón", declaró al final de la sesión de urgencia del Gabinete el ministro de Medio Ambiente, Yosi Arid.Aunque ayer se hizo público un informe militar en el que se asegura que Baruch Goldstein fue el único atacante de la mezquita de Abraham, el Gobierno creó una comisión de investigación de la matanza. Según el informe militar, Goldstein disparó 118 balas y mató por la espalda a 39 personas cuando se hallaban inclinadas y orando en dirección a La Meca.

Los representantes de los colonos israelíes rechazaron ayer mismo la decisión gubernamental de desarmar y restrigir los movimientos de los extremistas y pidieron a Isaac Rabin que abra una investigación "sobre seis años de terrorismo árabe". `Hacer a las gentes más vulnerables no calmará en modo alguno la situación", señala un comunicado del Consejo de colonias judías de Judea y Samaria en el que se critica duramente la decisión liberar entre 800 y 1.000 palestinos y el eventual desarme de colonos.

Israel tiene a más de 10.000 palestinos detrás de las rejas y a pesar de que se había comprometido a irlos liberando conforme avanzara el proceso de paz, hasta el momento sólo unos 700 abandonaron sus prisiones en octubre pasado.

Yasir Arafat tachó ayer de "huecas y vacías" las medidas adoptadas por el Gabinete israelí. La OLP considera que Israel debe hacer mucho más para que las conversaciones de paz puedan seguir adelante. Arafat aseguró ayer en Túnez: "Nosotros no esperábamos nada mejor que esto porque el Gobierno israelí no se ha preocupado por atajar la posible implicación del Ejército ni ha proporcionado las bases para una protección intemacional del pueblo palestino, cuestiones que son verdaderamente fundamentales para un buen término del proceso de paz".

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Las medidas anunciadas por el Gobierno israelí "son cosméticas y sólo pretenden contener la crisis más que buscar una solución a la tensión existente ahora", señaló Arafat. "Lo que es preciso son medidas para poner fin al asesinato de ciudadanos palestinos", precisa el máximo dirigente de la OLP, cuestionado entre sus propias filas por las concesiones hechas a Israel en el proceso para implantar la autonomía en Gaza y Jericó. Arafat cree ahora que no es posible seguir negociando mientras los colonos judíos "sigan portando armas y tengan derecho a abrir fuego contra cualquier ciudadano".

"No queremos", recalcó Arafat, "que cada ciudad palestina se convierta en otro Sarajevo".

El Comité Ejecutivo de la OLP permanecía reunido anoche en Túnez para estudiar las repercusiones que la matanza de Hebrón pueda tener sobre las negociaciones de paz para Oriente Próximo.

Cinco muertos

Mientras, la sangre volvía a correr en los territorios. ocupados. Tropas israelíes dieron muerte ayer a cuatro palestinos y a un beduino árabe durante la represión de las protestas por la matanza de Hebrón. Los militares se desplegaron masivamente en todos los territorios ocupados para tratar de sofocar los enfrentamientos entre los cerca de dos millones de palestinos y los más de 100.000 colonos judíos que viven en Gaza y Cisjordania.

Las mayoría de las grandes ciudades de los territorios ocupados fueron cerradas y no se permite a nadie salir ni entrar. Más de 700.000 palestinos están encarcelados en sus propias viviendas. La matanza de la mezquita de Hebrón ha reavivado por tercer día consecutivo la fuerza de los levantamientos contra Israel y el Gobierno hebreo utiliza toda su fuerza para impedir que la violencia se haga incontrolable.

En las calles palestinas no existe, de momento, motivación alguna para redimir al veterano líder de la OLP, Yasir Arafat, ni voluntad para entender lo que trata de hacer en Túnez. La atrocidad cometida por Baruch Goldstein ha causado tanto pavor como desilusión en el proyecto de paz en el que Arafat ha invertido todo su capital político.

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