Control y descontrol de las baterías rebeldes serbias
La Fuerza de Protección de las Naciones Unidas considera que las 18 piezas de artillería pesada diseminadas por los dos kilómetros cuadrados de este escarpado cerro nevado están bajo el firme control del teniente Spike Martin y su pelotón británico. Sin embargo, en la tarde del lunes, la mayoría de esos cañones seguía apuntando a la capital bosnia. Ni una sola pieza de artillería fue inspeccionada o desmantelada por las fuerzas de la ONU y todas ellas estaban al alcance de los desarmados rebeldes serbios, cuyo número en relación con la escuadrilla de Martin era de tres a uno.Aunque todo el armamento pesado de la zona de exclusión designada por la ONU alrededor de Sarajevo debía haberse retirado o entregado a las fuerzas de las Naciones Unidas a la una de la madrugada del lunes, sólo una de las 18 piezas de artillería que debía controlar Martin en este centro de recolección de armamento estaba a la vista de los británicos.
El único obús de 105 milímetros que se había quitado de una batería oculta por sacos terreros fue colocado en un camión del Ejército serbo-bosnio que fue estacionado unos 90 metros más abajo que el campamento británico. El comandante serbio-bosnio retenía las llaves del camión.
Depósitos de armas
La vasta y escarpada colina de Osjek es uno de los ocho puntos designados por la ONU como centro de recogida de armas, dentro de la zona de exclusión de 20 kilómetros. Otras 18 zonas bajo control serbio alrededor de Sarajevo a las que afecta el ultimátum se sabe que aún tienen armamento pesado, pero, según el comandante en jefe de la Fuerza de Protección de la ONU, general Michael Rose, están bajo el control de las Naciones Unidas. Los vuelos de reconocimiento de la OTAN llamaron la atención el lunes por la mañana sobre otros seis puntos con baterías. Con éstos son ya 32 los puntos que contienen armamento serbio y que han sido puestos bajo la supervisión de la ONU. Se trata de otros 31 Osjek.
El funcionario francés de relaciones públicas que organizó la visita periodística a Osjek, estrechamente vigilada por los serbios, se mostró seriamente contrariado al comprobar que las baterías de la colina se encontraban prácticamente intactas. A las tropas británicas encargadas de la vigilancia no se les pidió que inspeccionaran, desplazaran o destruyeran las armas que se encontraban en el terreno que les habían asignado bajo su control.
Según el teniente Martin, los rebeldes serbios, cuyas casas y refugios rodean el campamento británico de las Naciones Unidas, no intentarán, de momento, hacerse de nuevo con el armamento pesado, porque mantienen "buenas relaciones" con el pelotón de cascos azules. Para Martin y su pelotón, esas buenas relaciones son la única garantía que tienen de que los serbios no retomarán las armas.
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