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Yeltsin acalla a la oposición con sus éxitos en política exterior

Rusia, gracias a su triunfo diplomático en Bosnia al convencer a los serbios de que retiraran su artillería de los alrededores de Sarajevo, ha conseguido algo que hace quince días nadie podía imaginar: volver a formar parte del privilegiado club de las grandes potencias. Al mismo tiempo, el presidente Borís Yeltsin ha dejado a la oposición sin una de sus armas más eficaces: la crítica de la política exterior rusa.La debilidad de Rusia en la arena internacional constituía una larga enfermedad que había comenzado todavía en los tiempos cuando aún existía la Unión Soviética y en el Kremlin se encontraba Mijaíl Gorbachov. La gran potencia comunista fue perdiendo terreno a ritmo acelerado en la época de la perestroika y cuando la URSS se desintegró la Rusia democrática ya no podía pretender jugar el papel protagonista que antes desempeñaba Moscú en la política mundial. Y la verdad es que el Ministerio de Exteriores ruso ni siquiera se planteaba recuperar el anterior peso internacional de Rusia.

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Era precisamente esto lo que criticaba la oposición al titular de Exteriores, Andréi Kózirev. Las críticas se fueron haciendo cada vez más acerbas y a ellas se empezó a unir gente que no podía ser calificada de enemiga de Yeltsin o de las reformas. Así, poco a poco, la dirección rusa fue cambiando y Kózirev comenzó a elevar su voz en defensa de los rusos en el extranjero, primero, y luego de los intereses nacionales de Rusia, que se extienden a "todos los antiguos países de la URSS".

Ser imperio

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La negativa del Kremlin a reconocer la legitimidad del ultimátum de la OTAN se halla en la línea de esta nueva política, que parte del supuesto de la vocación natural de Rusia de ser gran potencia. Como gustan de decir cada día más analistas, Rusia está condenada a ser imperio.

La prensa rusa ha reaccionado como era de esperar al éxito diplomático de Yeltsin, e incluso los diarios de la oposición radical, como Pravda, aplauden esta victoria. "Rusia no podía actuar de otra manera", titulaba ayer este periódico comunista sobre la iniciativa rusa. Y el diario demócrata radical Kuranti afirmaba que los países occidentales, gracias a Rusia, han podido "respirar con alivio", pues "hace tiempo es sabido que la misión pacificadora de la OTAN usando la fuerza sólo dura hasta el primer derramamiento de sangre, no de los pacificados, se entiende, sino de la suya propia".

El Kremlin y las fuerzas políticas esperan que los países occidentales hayan aprendido la lección de Bosnia.

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