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El Insalud ha empezado a fabricar medicinas para usarlas en sus propios hospitales

El centro sanitario Valdecilla de Santander elabora antibióticos

El Insalud está fabricando medicinas para consumo hospitalario con objeto de rebajar los costes de la asistencia farmacéutica pública. El buque insignia de este proyecto es el hospital Valdecilla de Santander, cuyos servicios farmacéuticos están elaborando los antibióticos bancomicina y amoxicilina (Clamoxil) a partir de genéricos importados (principios activos), según ha podido confirmar EL PAÍS. Fuentes de Farmaindustria aseguran que también se fabrica zidovudina (AZT), el antiviral más utilizado contra el sida, y el antiulceroso ranitidina.

Fuentes farmacéuticas de la capital de Cantabria confirmaron ayer que en el servicio de farmacia del Hospital Valdecilla, centro dependiente del Insalud, se están envasando al menos dos tipos de antibióticos para consumo hospitalario. En concreto, la bancomicina, un antibiótico muy específico solo de uso hospitalario cuya presentación comercial suministran los laboratorios Lilly, se elabora en este hospital desde seis meses.Empresas de ámbito nacional sostienen, además, que se ha empezado a hacer con la zidovudina o AZT, -de los laboratorios WeIlcome- el primer medicamento y de mayor extensión en el tratamiento del sida, además de un fármaco específico para las úlceras digestivas, la ranitidina o Zantac, de los laboratorios Glaxo. Según las mismas fuentes, esta fabricación está suponiendo al hospital una importante fuente de ahorros.

Fórmulas magistrales

La dirección general del Insalud no comentó ayer la noticia, pero explicó que los hospitales pueden importar los principios activos de los medicamentos, una vez caducadas las patentes de los laboratorios que las comercializan, y envasarlos en sus propios servicios farmacéuticos para uso intrahospitalario exclusivamente.Representantes de la industria han mostrado sus dudas de que el centro santanderino cuente con la infraestructura necesaria para hacer este proceso con las suficientes garantías que exige la Ley del Medicamento, así como de que el producto final se halle legalmente registrado como especialidad farmacéutica. La noticia de esta práctica generó en su día profundas discrepancias en la dirección general de Farmacia, según ha podido saber EL PAÍS.

La ley del Medicamento faculta a los hospitales para elaborar fórmulas magistrales destinadas a pacientes individualizados y, en casos excepcionales, a encargar preparados a laboratorios para consumo intrahospitalario.

A esto último se refiere el artículo 76 de la ley que dice textualmente: "Excepcionalmente y cuando así lo requiera la atención a sus pacientes, los servicios dé Farmacia hospitalaria y Oficinas de Farmacia podrán encomendar, a una entidad legalmente autorizada por el Ministerio de Sanidad y Consumo, la realización de alguna fase de producción de una preparación concreta o de su control analítico".

La Ley del Medicamento y un Real Decreto de 21 de mayo de 1993 exige que los medicamentos sean fabricados por laboratorios autorizados por el Ministerio de Sanidad e inscritos en un registro especial. De la misma forma, las especialidades farmacéuticas deben ser registradas.

Los fabricantes están sujetos por esta misma normativa a una serie de requisitos técnicos tendentes a asegurar la calidad eficacia y seguridad del producto farmacéutico.

Una sentencia de 7 de noviembre de 1991 del Tribunal Supremo considera como fabricación ilícita de medicamentos un caso de características similares al del Hospital Valdecilla. Fuentes de la industria farmacéutica estiman que esta práctica, además, incide en la competencia desleal.

La Administración sanitaria ha puesto en marcha en los dos últimos años una serie de medidas para frenar el crecimiento del gasto sanitario que, según cifras de esta semana de la ministra de Sanidad, supone un presupuesto de tres billones de pesetas al año y ha tenido crecimientos de más del 10% al final de la década. El consumo farmacéutico ha sido hasta ahora el sector donde se han practicado las mayores políticas restrictivas.

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