Las fundaciones recuerdan que su prestigio está ligado al compromiso social

Las actividades altruistas y el compromiso con los temas de interés social no están reñidos con el afán de prestigio, según se puso de relieve en el Encuentro de Fundaciones celebrado el viernes y el sábado en El Escorial (Madrid) y promovido por el ministerio de Asuntos Sociales, en colaboración con el Instituto Universitario Eurofórum. Con el proyecto de ley de fundaciones como fondo, los participantes analizaron la utilidad social de estas entidades y el papel del Es tado con respecto a ellas.Según anunció la ministra de Asuntos Sociales, Cristina Alberdi, "las discusiones y las propuestas de este encuentro se harán llegar a todos los grupos políticos y a todos los parlamentarios". El proyecto de ley de fundaciones y de incentivos fiscales a la participación privada en actividades de interés general, que se encuentra en fase de discusión parlamentaria, es muy esperado por los responsables de las fundaciones. Lo consideran un gran avance sobre la normativa actual, que data del siglo pasado. Celebran la superación del concepto de beneficencia y que el Estado reconozca la iniciativa privada en el trabajo social y dicen que el proyecto es mejorable.

Régimen económico y fiscal

Uno de los caballos de batalla es el régimen económico y fiscal de las fundaciones. "La nueva normativa no contempla la exención para las fundaciones. Sí una fiscalidad atenuada de acuerdo con los tiempos de crisis que vivimos, pero no hay un afán recaudatorio", dijo Eduardo Abril, director general de Tributos.

"A una enorme diversidad de fundaciones se le somete a un mismo corsé del 20% de tributación", dijo Félix Álvarez Miranda, director gerente de la recién creada Fundación Cruz Roja, expresando la opinión mayoritaria de las fundaciones.

"Si las fundaciones tratamos de hacer sociedades mercantiles, no es de extrañar que el Estado nos trate como tales", apuntó José Manuel Morán, gestor de Fundesco y presidente del patronato de Fuinca. Según Morán, "cabe preguntarse si el empresario busca en las fundaciones una vía de publicidad".

Otros puntos claves del debate fueron quién determina el concepto de interés general, si el Estado o la propia sociedad, y de qué forma el protectorado esta tal puede controlar la ejecució de los objetivos sociales de las fundaciones sin estrechar el mar gen de maniobra de éstas.

"Los excesos de protección no son buenos", afirmó Rafael de Lo renzo, vicepresidente ejecutivo de la Fundación ONCE. Para De Lorenzo, "el protectorado debería consistir en exigir a las fundaciones que cumpla¿ bien los fines de interés general.