_
_
_
_
Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Periodo de gestación

A pesar de que su primera película, Detective sin licencia, data de 1971, el británico Stephen Frears sólo se da a conocer internacionalmente con su trilogía sobre la Inglaterra de Margaret Thatcher integrada por Mi hermosa lavandería (1985), Ábrete de orejas (1986) y Sammy y Rosie se lo montan (1987). Su éxito le abre las puertas de Hollywood y puede rodar con amplios presupuestos y grandes estrellas la nada desdeñable historia erótica de época Las amistades peligrosas (1989), el policiaco Los timadores (1990) y la ácida fábula moral Héroe por accidente (1992).

Durante uno de sus frecuentes viajes al Reino Unido, entre película y película, cae en manos de Stephen Frears un guión del conocido novelista irlandés Roddy Doyle, basado en una de las obras que integran su trilogía ambientada en el barrio obrero Barrytown de Dublín. Le gusta mucho por su fuerza, la verdad de sus diálogos y su humor, y decide rodarlo con un bajísimo presupuesto. Monta una producción de la BBC, la rueda en pocas semanas y con negativo de 16 milímetros y actores desconocidos, y obtiene unos resultados en la línea de los conseguidos con sus trabajos para la televisión británica durante los años setenta, pero en lugar de pasar inadvertida como aquéllos, se catapulta por el éxito personal obtenido mientras tanto.

Café irlandés

Director: Stephen Frears. Guionista: Roddy Doyle. Fotografia: Oliver Stapleton. Reino Unido, 1993. Intérpretes: Colm Meaney, Tina Kellegher, Ruth McCabe, Colm 0'Byrne, Eanna Macliam. Estreno en Madrid: Roxy B, Azul, Espafia, Excelsior, y en versión original subtitulada, Renoir.

De esta forma, Café irlandés es una tan modesta como eficaz comedia con la que Stephen Frears trata de volver a sus orígenes, de demostrar que lo mismo puede rodar una superproducción en Hollywood que una baratísima película en Dublín, apoyada en exceso en el diálogo.

Quizá el hecho de estar inicial mente planteada como una producción de la BBC para ser exhibida exclusivamente en televisión hace que la acción esté demasiado concentrada en la casa familiar, que los interiores tengan más mucha mayor importancia que los exteriores, que el peso de la obra se sustente casi exclusivamente en los diálogos de Roddy Doyle.

La historia de cómo Sharon, la hija mayor de una familia obrera con seis hijos que vive en los suburbios de Dublín, se queda embarazada a los 20 años y acaba revolucionando tanto a sus familiares como a sus vecinos durante su accidentado periodo de gestación, no es muy original, pero resulta especialmente eficaz. Narrada con un subrayado realismo, debe gran parte de su fuerza a ser también un perfecto retrato de un grupo social muy particular dentro de una sociedad tan específica como la irlandesa.

Muy por encima de la labor de realización de Stephen Frears, que se limita a permanecer en un muy correcto segundo plano, brilla el trabajo de sus principales intérpretes. Tanto la joven Tina Kelleglier, que encarna a la embarazada Sharon con gran propiedad, como Colm Meaney, que da vida a su característico padre, en la medida que son dos arquetipos que establecen unas cálidas relaciones, sobre todo entre ellos y también con los restantes familiares y amigos. Sin olvidar a los demás miembros de un amplio, uniforme y perfecto reparto.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_