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LA HUELGA DEL 27-E

'Prohibido' comer, beber y vender

El paro fue un éxito en los mercados centrales

"Prohibido fumar, escupir, beber y comer". Este letrero, repartido por todos los muelles de descarga de pescado de Mercamadrid, podía haber incluido ayer el de prohibido vender. Ayer no hubo actividad comercial en el gran mercado de abastos de Madrid, ni en los mercados centrales de Barcelona y Valencia.En Mercamadrid entraron 399 camiones, un 40% menos que cualquier día, tras pasar por el peaje de los piquetes. Todos los conductores aceptaban las condiciones: aparcar y echarse a dormir. José Sanz, miembro de la ejecutiva de comercio de CC OO en Madrid, se quejaba de que ésta era una huelga light: "Si hasta somos amigos de los polis" "Esto no es una huelga ni es ná", coincidían en el frío de la madrugada sindicalistas y directores de Mercamadrid. Mientras, las mujeres de los piquetes hacían gala de que la feminidad no está reñida con nada, ni siquiera con el sindicalismo. "Vaya donde vaya, me pinto siempre", comentaba una coqueta psicóloga en paro.

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A la puerta llega otro camión. Lo conduce José Benavente, de 55 años, sin buen recuerdo de la huelga de camioneros de hace unos años: "Me costó 106.000 pesetas en abogados". Pero le explican que ésta es otra huelga y José, afiliado desde hace 20 años a UGT, cuenta que tiene una hija joven que no gana ni para comer en una empresa de desguace. Trae 4.000 kilos de pescado desde el País Vasco. "Me ha dicho mi jefe que no descargue, que a aparcar y listo".Manolo G., de 27 años, mata el tiempo en la cabina de su camión hablando por teléfono. Nadie descarga los 5.000 kilos de pescado que ha transportado desde Barcelona. Cada noche, la colla, un equipo de 130 personas, descarga los camiones. Ayer había menguado hasta media docena, y eran todos capataces a los que les había comido la lengua el gato. En la oscuridad aparece un joven espontáneo: "¿Se puede currar?", pregunta; y un capataz le aleja de los piquetes y le susurra algo al oído. Antes de que comenzara oficialmente la convocatoria de huelga general, unos 400 piquetes informativos se habían distribuido ya por las 176 hectáreas de terreno que ocupa la despensa gigante que abastece Madrid.

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