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Presiones de Alemania para que la UE adelante la libertad de circulación de personas,

Lluís Bassets

El Gobierno alemán, que encabeza Helmut Kohl, quiere conseguir la aplicación de los acuerdos del Grupo de Schengen antes de las elecciones para el Parlamento Europeo (PE) de junio, una vez comprobada la imposibilidad de que sea efectivo el último plazo, el 1 de febrero, en la aplicación de la libre circulación de personas. Alemania se encarga desde el 1 de enero, sucediendo a Francia, de la presidencia del grupo, formado por nueve de los Doce (no están el Reino Unido, Irlanda y Dinamarca). Bonn considera que París no ha hecho suficientes esfuerzos para eliminar las fronteras, y lanza ahora toda su maquinaria administrativa y diplomática para lograrlo.El comité técnico de Schengen, que se reúne hoy en Bruselas bajo presidencia alemana, constatará una vez más que no es posible eliminar las fronteras interiores ante los defectos de funcionamiento del Sistema Informático Schengen (SIS), organizado por una sociedad mixta de informática en la que están la francesa Bull y la alemana Siemens. Será el cuarto aplazamiento de la libre circulación de personas, tras el fallo de la primera cita, el 1 de enero de 1993, y los posteriores del 1 de julio y 1 de diciembre.

La Convención de Schengen se firmó en un pueblecito luxemburgués, que hace frontera con Francia y Alemania, el 19 de junio de 1990 para aplicar la libertad de circulación fuera de las instituciones de la UÉ ante el remoloneo de otros socios y ha dado lugar a un neologismo, Schengenlandia, para designar el futuro espacio que se podrá recorrer sin control en las fronteras. En una primera fase sólo incluirá a siete países de los nueve firmantes: Francia, España, Portugal, Alemania, Luxemburgo, Bélgica y Holanda.Sochengenlandia

Schengenlandia requiere que cada socio confíe en los controles exteriores de fronteras realizados por los otros y exige la conexión de los sistemas nacionales para el intercambio de datos, así como el acondicionamiento de puertos y aeropuertos para convertir en viajes interiores lo que hasta ahora, eran desplazamientos exteriores entre países europeos.

La fecha del 1 de febrero fue fijada el pasado diciembre, cuando Francia levantó los últimos obstáculos a la aplicación del convenio de fronteras exteriores y se consideró satisfecha con sus exigencias en la lucha antidroga. En la reunión de diciembre se constató que ya se reunían "todas las condiciones jurídicas y políticas previas a la aplicación del Convenio de Schengen".

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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