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LA TRANSICIÓN EN LA ANTIGUA URSS

Las penurias de Ucrania

Los herederos de la 'nomenklatura' soviética han sido incapaces de impulsar la reforma económica

Pilar Bonet

Los habitantes de Ucrania sufren penurias que evocan tiempos de guerra. En algo más de dos años de independencia, la élite nacional, producto de la metamorfosis de la antigua nomenklatura comunista, ha sido incapaz de impulsar una reforma económica y de formar un Estado coherente en este país de más de 52 millones de habitantes. La reciente decisión del presidente Leonid Kravchuk de firmar un acuerdo tripartito con Rusia y Estados Unidos para liquidar las armas nucleares en su territorio es la respuesta más inmediata a la profunda sensación de ahogo económico que vive Ucrania.La hiperinflación está a la orden del día. Con un sueldo de medio millón de karbovanets o cupones al mes (15 dólares), el ciudadano de a pie puede elegir, entre comer en solitario en un restaurante privado de Kiev, echar 20 litros de gasolina al depósito del coche o comprar seis kilos de carne. A partir de estas opciones, no es sorprendente que las reformas económicas en otros Estados poscomunistas aparezcan como grandes éxitos vistas desde Kiev. Aquí, el maltrecho rublo ruso es una divisa' que se codea con el dólar y el marco alemán en los bancos oficiales y en el mercado negro. Aquí, muchos sueñan con trabajar en Polonia, donde los salarios rondan los 220 dólares.

Durante varios meses al año, el ingeniero Volodymyr hace de albañil en Gdarisk y ahorra para comprar un piso. Su esposa, aún estudiante, y su hija de seis años, esperan la vuelta del emigrante a casa de los abuelos, en un suburbio de Kiev. En la pared han colga do las fotografías de las últimas vacaciones familiares en el mar Negro, hace tres años.

En diciembre de 1991, el pueblo ucranio votó por su independencia en un referéndum que precipitó la desintegración de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). La euforia de entonces no se ha visto confirmada por la realidad. En 1992, durante unos meses, las esperanzas de reforma se encarnaron en el economista y vicejefe del Gobierno, Volodymyr Lanoviy, un treintañero denominado el Gaidar ucranio por su paralelismo con el guru de la reforma rusa. Lanoviy, que acabó saliendo del Gobierno, dirige hoy el Centro de Reformas de Mercado y se plantea el retorno a la política activa.

Falta de voluntad

"El principal obstáculo de la reforma económica es la falta de voluntad política de los dirigentes de Ucrania para crear unas relaciones de mercado competitivas y pasar de la forma de propiedad estatal a la privada", dice Lanoviy. La inflación, calcula, es de un 150% al mes y puede llegar a batir el récord del 800% alcanzado en 1993. Las inversiones extranjeras son escasas y la clase empresarial local, en vez de hacer Patria, abre cuentas en el extranjero y deja allí el 80% de sus ingresos en divisas. El peso del sector estatal, y de la industria pesada en particular, en la economía aumentó durante la gestión de Leonid Kuchma, el segundo jefe de Gobierno desde la independencia. Kuchina, ex director de una fábrica de misiles, fue sustituido al frente del Gabinete el pasado septiembre.

Un 40% del presupuesto estatal se va en apoyo de una industria que mayoritariamente no es rentable y está acostumbrada a parasitar sobre los créditos fáciles, afirma Lanoviy. De las 50.000 pequeñas empresas existentes en Ucrania se habían privatizado unas mil en 1993, y de las 10.000 empresas grandes y medianas que deberían privatizarse, 400 están en proceso de transformarse en sociedades anónimas, pero sólo una decena son objeto de una privatización real, y no de una "privatización de la nomenklatura" que perpetua el viejo sistema de subvenciones. En la agricultura, tan sólo el 5% de la tierra está en manos del sector privado.

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En opinión de Lanoviy, a diferencia del presidente de Rusia, Borís Yeltsin, Kravchuk "no es consciente de su responsabilidad histórica por la puesta en marcha de un nuevo Estado, que sólo puede existir de forma independiente sobre la base de una nueva política económica". La libertad surgida de forma espontánea redunda, según Lanoviy, en beneficio de los antiguos centros de poder soviético.

Los escándalos de corrupción están a la orden del día y las ganas de destaparlos son pocas. Según la prensa de Klev, la comisión parlamentaria que investiga la fraudulenta venta de la flota mercante ucrania en el Mar Negro se enfrenta con la reticencia de los diputados a involucrarse en la tarea para la que han sido designados. Donde los parlamentarios tienen miedo, el ciudadano de a pie tiene pánico: Alexandr se niega a denunciar a la Policía a los mafiosos que se han apoderado de su negocio por la simple ocupación física del local.

Complejo militar

La integración económica de Ucrania con Rusia y los países de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) es enorme, aunque se ha reducido sustancialmente, según Lanoviy. De la supervivencia del complejo militar industrial daba fe esta semana la presentación del avión An-70 en el Centro de Proyectos Antónov de Kiev, una de las mecas de la aviación soviética. Mientras esperaba al presidente de Kazajstán, Nursultán Nazarbaiev, Petr Balabuev, el constructor jefe, trataba de convencer a altos mandos militares de Rusia, Uzbekistán y Kazajstán de las excelencias del nuevo avión de transporte.

Con las elecciones parlamentarias del 27 de marzo, el proceso político entrará en una nueva fase que debe completarse en junio con las presidenciales. El nuevo Parlamento será unicameral y estará formado por 450 diputados elegidos por sistema mayoritario. Esta circunstancia dificultará la consolidación del atomizado espectro político ucranio, donde los grupos y grupúsculos gravitan en varias constelaciones a veces solapadas entre sí: el nacionalismo, la democratización y la reforma económica radical, la defensa social y la gestión administrativa desideologizada del llamado "partido del Poder", de los apparatchiki del antiguo régimen.

En la derecha del espectro político está la UNA (Asamblea Nacional de Ucrania), una organización nacionalista que es la única dotada de un brazo militar, la UNSO (Autodefensa Popular Ucrania) con varios miles de personas. Más hacia el centro está el Ruj (Movimiento Popular de Ucrania), la organización de masas nacionalista que dirige Viacheslav Chernovil. De las crisis del Ruj han surgido múltiples partidos, como el Partido Republicano o el Partido Conservador Republicano, que dirige Stepan Jmara, un ferviente defensor de la Ucrania nuclearizada.

En el centro político hay grupos como Ucrania Nueva, dirigido por Volodimir Griniov, e integrado por empresarios e intelectuales, o como el Partido del Renacimiento Democrático de Ucrania. En la izquierda, están los comunistas y los socialistas y el Partido Agrario de Ucrania. Las fuerzas reformistas han tratado de aglutinarse en una plataforma común y uno de los resultados ha sido la Asamblea Permanente de los Presidentes de Partidos y Organizaciones de Tedencia Democrática, que agrupa a 36 entidades, y el Centro Democrático, que agrupa a líderes políticos. En Járkov se celebró esta semana la conferencia constituyente del Bloque Interregional de las Reformas, que dirigen el ex primer ministro Kuchina y Griniov.

El fenómeno Zhirinovski, como cristalización de un nacionalismo radical, no es posible hoy en Ucrania, en opinión de varios observadores políticos. Para el profesor Miroslav Popovich, del Partido de Renacimiento Democrático de Ucrania, el nacionalismo ucranio se expresa hoy mayoritariamente de forma moderada, y el porcentaje de población con un estado de ánimo radical oscila entre el 12% y el 14% en todo el país. Una enorme diferencia existe entre las regiones occidentales de Ucrania, en el pasado parte del Imperio Austro-Húngaro y Polonia, y las industrializadas regiones orientales, con un alto porcentaje de rusos y muy integradas con la economía del vecino oriental. Volodymyr Yavorivsky, el presidente del Partido Democrático de Ucrania (centrista), cree que grupos como la UNA trataran de movilizar el patriotismo en Ucrania Occidental, aunque el tema más importante hoy allí, opina, es la reforma económica.

Algunos piensan que la UNA-UNSO podría reforzar sus posiciones en el próximo futuro. Basan esta opinión en datos subjetivos, tales como el haberse topado con un grupo de coroneles del Ejército en la sede de la UNAUNSO en Kiev. Dimitri Korchinski, uno de los líderes de la UNA y jefe de la UNSO, es candidato a diputado, pero dice tener poca fe en las elecciones. Él confía más en el movimiento huelguístico y en el "pueblo armado y organizado". Defensor de una idea paneslava, Korchinski cree que la UNA-UNSO sacará partido de la renuncia a las armas nucleares, que ha "humillado seriamente" a Ucrania.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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