Las protestas ecologistas ponen en entredicho la construcción del puente entre Malmö y Copenhague

Las consecuencias que para el ecosistema tendrá la construcción del puente de unos 13 kilómetros de longitud sobre el estrecho de mar que une las ciudades de Malmö y la capital danesa han determinado el aplazamiento de la decisión que el Gobierno sueco debía adoptar la semana pasada y la incertidumbre sobre el futuro destino de este gigantesco proyecto. El organismo estatal para la protección del medio ambiente, más de un centenar de expertos y diversas organizaciones defensoras del medio ambiente se han pronunciado en contra de la construcción, sosteniendo que el tráfico por el puente originará un aumento de la contaminación del aire y de las aguas con el escape de los diversos gases de la combustión de los motores. Argumentan además que no existen garantías suficientes de que el flujo de las corrientes entre el estrecho y el mar Báltico no se verá afectado por la construcción y, por último, esgrimen razones económicas, ya que el coste del mismo será bastante superior a lo que se había calculado.La idea de construir un puente para unir ambas ciudades tiene una, historia de por lo menos 50 años, pero fue en 1991 cuando los Gobiernos de ambos países suscribieron un acuerdo para su construcción, condicionado al dictamen del organismo sobre protección del medio ambiente. El acuerdo fue ratificado por los parlamentos de ambos países en el mismo año, y por el lado sueco faltaba la decisión final del Gobierno. El ministro sueco del Medio Ambiente, Olof Johansson, del Partido del Centro, un partido con fuerte connotación ecologista, rehusó apoyar la decisión de construir el puente y condicionó su permanencia en el Gobierno a un nuevo dictamen del Tribunal de Aguas.