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Clinton y Yeltsin diseñan en Moscú la estrategia para intentar contener el 'efecto Zhirinovski'

El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, y su colega norteamericano, Bill Clinton, se dedicaron ayer a redefinir las condiciones de cooperación entre ambos países para contener el efecto Zhirinovski, es decir, la inquietante victoria electoral M líder ultranacionalista que ha obligado a replantearse los métodos de la reforma económica en Rusia. En su primera reunión en el Kremlin, Clinton garantizó a Yeltsin que no marginará a Rusia con una nueva línea de división en Europa, le ofreció participar en su Asociación para la Paz y le propuso cooperar en la construcción de un nuevo orden para el continente.

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Por su parte, Yeltsin aseguró que la reforma económica mantendrá su ritmo en Rusia y Clinton prometió asistir en el proceso de transición hacia la economía de mercado. Estados Unidos, dijo, tiene que ayudar a los rusos a comprender los beneficios de los "valientes cambios que han sucedido". Miembros de la delega ción estadounidense y el presidente mismo subrayaron, sin embargo, que la responsabilidad por la puesta en práctica de la reforma corresponde, en última instancia, a los mismos rusos. En vísperas de la reorganización gubernamental que el primer ministro, Víctor Chemomirdin, debe ultimar el lunes, el secretario del Tesoro norteamericano, Lloyd Bentsen, exhortó a Yeltsin a nombrar a políticos defensores de la reforma en los puestos claves del Gabinete. "Quiero ver a reformistas importantes en lo alto de la jerarquía", señaló el alto funcionario estadounidense, que inauguró una cámara de comercio norteamericana en Moscú y dejó claro que no esperaba transformaciones milagrosas. "Uno no reconstruye una economía que ha sufrido tanto de la noche a la mañana, pero estamos convencidos de que puede hacerse", señaló Bentsen.Clinton trasmitió a Yeltsin la idea de que la seguridad de Rusia, Europa y Estados Unidos es un asunto común. Las reuniones mantenidas en los últimos días le han convencido, dijo, de que "Estados Unidos y Rusia deben trabajar juntos para edificar un nuevo futuro para Europa, del que depende el futuro del mundo entero". Como prueba de su compromiso con la seguridad mundial, ambos presidentes preparan un acuerdo para reprogramar sus misiles estratégicos de modo que dejen de, apuntarse mutuamente.

Anoche, llegó a Moscú el presidente de Ucrania, Leonid Kravchuk, que hoy debe firmar un acuerdo trilateral para el desmantelamiento de 176 misiles estratégicos con un total de 1.600 cabezas nucleares. Estados Unidos comprará uranio procedente del desmantelamiento de las armas nucleares ex soviéticas y lo utilizará para producir energía, según un contrato que debe firmarse hoy con el Ministerio de Energía Atómica de Rusia.

Washington comprará uranio procesado en un periodo de 20 años, y en el marco de esta operación, que se valora en casi 12.000 millones de dólares, Ucrania deberá ser compensada por el uranio de las cabezas nucleares desmanteladas procedentes de su territorio. La fórmula exacta de la compensación no se había fijado aún ayer y, según medios ucranios, Rusia habría conseguido que Kravchuk se aviniera a firmar un acuerdo de desmantelamiento de misiles a base de promesas en lo que se refiere a la deuda en concepto de combustible con Rusia. A su llegada a Moscú, Kravchuk aseguró que está seguro de que el Parlamento ucranio ratificará el acuerdo, algo que aún ayer no estaba claro.

Clinton se reunió ayer por la tarde con los políticos y figuras públicas que constituyen la esperanza del futuro de Rusia en la residencia del embajador norteamericano. La lista de invitados incluía a varios políticos de la oposición, incluidos dos líderes del Partido Comunista de Rusia, y un diputado del Partido Liberal Democrático de VIadímir Zhirinovski. Entre los invitados destacaba un ' amplio número de líderes regionales y la presencia de Mijaíl Gorbachov, en calidad de presidente de la fundación que lleva su nombre. El secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, explicó que no se había invitado a Zhirinovski porque su lenguaje y sus declaraciones no se ajustan al comportamiento esperado en una reunión con el presidente de Estados Unidos.

Ante las "caras de la Rusia del mañana", Clinton hizo saber que estaba dispuesto a tratar en igualdad de condiciones a los que participen en el proceso democrático iniciado. "El futuro lo deben escribir y construir ustedes, pero vengo a decirles desde el fondo de mi corazón que el presidente de Estados Unidos quiere ser su socio y su amigo dijo.

Durante su primera jornada en Moscú, Clinton se alojó en un hotel norteamericano, un gesto sin precedentes en la visita de un presidente de Estados Unidos a Moscú. El lujoso establecimiento está en uno de los lugares más sucios de todo Moscú. Ayer, sin embargo, sus inmediaciones habían sido objeto de una gran operación de limpieza.

Funcionarios norteamericanos manifestaron ayer que Clinton había tenido la impresión de que Yeltsin confía en sí mismo y domina su trabajo. Según las mismas fuentes, Clinton cree que Yeltsin tiene una fórmula para trabajar con el Parlamento y afrontar los retos ante si. Yeltsin habría expresado también su entusiasmo" por el programa de Asociación para la Paz y no estaría particularmente obsesionado con la oposición política.

El secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, manifestó que sus interlocutores habían indicado su voluntad de seguir con la reforma.

La situación en Bosnia, las relaciones de Rusia con sus vecinos, las posibilidades de una agilización de la ayuda multilateral procedente del grupo de los siete países más industrializados del mundo y la cooperación militar fueron otros temas tratados ayer.

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