La UE renunció a la 'cláusula democrática' con México

El Parlamento Europeo debatirá la próxima semana una resolución sobre el respeto de los derechos humanos en México, a propósito de la represión de la revuelta de Chiapas. Mientras tanto, funcionarios de la Comisión Europea están estudiando las condiciones del peculiar acuerdo de cooperación firmado en 1991 con México, que no contiene una claúsula de suspensión o de consulta en caso de violación de los derechos humanos como sucede con todos los otros acuerdos firmados desde 1990. Bruselas renunció entonces a exigir a México condiciones idénticas a los otros países latinoamericanos, de forma que ahora tiene menos base jurídica y política para interesarse por la represión militar de la revuelta zapatista.México y la Unión Europea cuentan con un acuerdo de cooperacion sin cláusula democrática referida al respeto de los derechos humanos, a diferencia de todos los otros acuerdos llamados de tercera generación, firmados desde octubre de 1990 hasta ahora., Dichos acuerdos contienen un primer artículo en el que se establece que las relaciones entre la Comunidad y el país en cuestión se basan en "el respeto de los derechos democráticos y de los derechos humanos".

Países como Argentina o Chile se prestaron voluntariamente a introducir este tipo de cláusula en los acuerdos, que ofrece a la Unión Europea cierto derecho de injerencia en caso, de violación de derechos humanos. México, en cambió, se negó a aceptar su inclusión, que consideró humillante, y obtuvo la comprensión, primero, del negociador comunitario, el comisario español Abel Matutes, encargado entonces de las, relaciones con América Latina, y, luego, de la entera Comisión, del Consejo de Ministros y del propio Parlamento. El acuerdo con México fue considerado y presentado como modélico en medios comunitarios.

El presidente de México, Carlos Salinas de Gortari, pidió una mejora del acuerdo con motivo de su viaje a Bruselas el pasado 23 de septiembre. El principal argumento para una nueva revisión fue el TLC (Tratado de Libre Comercio) con Estados Uñidos y Canadá, que en teoría debería situar a México en posición todavía más favorable Para obtener un trato de igual a igual por parte de la UE. Fuentes de la Comisión han destacado, sin embargo, que la apertura ahora de negociaciones para una renovación significaría plantear sin dudas la introducción de la claúsula democrática.

El acuerdo, de 1991, sin claúsula democrática, constituye una extraña excepción a la línea seguida por las instituciones europeas, que empezaron ya en 1990 a vincular el mantenimiento del régimen democrático y el respeto de los derechos humanos a la aplicación de los acuerdos, avanzando así en el incipiente derecho de injerencia. Una resolución del Consejo de, Ministros de la CE, de noviembre de 1991, consagra esta línea, que ha sido ratificada hace escasos meses por el propio Grupo de Río, del que México forma parte. El Grupo de Río es una reunión ministerial entre los países latinoamericanos y los Doce que se reunió en abril pasado en Copenhague, durante la presidencia danesa de la Comunidad. El mismo Tratado, de Maastricht apoya esta línea de actuación.

El Grupo Socialista en el Parlamento Europeo, que es la primera fuerza de la Cámara, ha presentado, sin embargo, un proyecto de resolución en el que se pasa de puntillas sobre el vacío en derechos humanos que contiene el acuerdo de cooperación.

La UE conoce bien los problemas de Chiapas. En 1993, se gastaron allí fondos comunitarios por importe de tres millones de ecus (390 millones de pesetas) en ayuda humanitaria para los refugiados guatemaltecos de la zona. El programa empezó en 1985 y hasta 1993 ha movilizado 15 millones de ecus.