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Crítica:CINE
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

El paso del tiempo

Especialmente conocido por ser el único realizador que ha ganado dos veces, y en muy poco tiempo, la Palma de Oro del festival de Cannes, Bille August es un director especialmente interesado por los problemas familiares. Esto explica su interés por convertir en película la novela de Isabel Allende, La casa de los espíritus, y que finalmente haya logrado sus propósitos con unos resultados en buena parte satisfactorios, en la medida que ha hecho un producto sólido.Bille August ha conseguido hacer una buena síntesis de la historia original a través de una larga vuelta hacia atrás que empieza y termina con la misma escena, dentro de un relato en primera persona. Le ha dado una buena forma cinematográfica y además ha logrado encajar a su amplio y disperso reparto dentro de sus muchos personajes. Sin embargo, en La casa de los espíritus hay una sucesión de cosas que no acaban de funcionar e invalidan gran parte de sus resultados.

La casa de los espíritus

Director y guionista: Bille August.Fotografia: Jürgen Persson. Música:Hans Zimmer. Alemania, Dinamarca, Portugal, 1993. Intérpretes: Jererny Irons, Winona Ryder, Meryl Streep, Glenn Close, Vanessa Redgrave, Armin Mueller-Stalil, Antonio Banderas. Estreno en Madrid: Lope de Vega, Fuencarral, Benlliure, Novedades, Aluche, Albufera, Rosales (versión original subtitulada).

En primer lugar, las historias que tratan de fijar el paso del tiempo, de jugar con él, funcionan mucho mejor en novela que en cine. Y, a pesar del excelente poder de síntesis que demuestra Bille August como guionista y realizador, al final el peso de la historia cae demasiado sobre el trabajo de los actores y las habilidades del maquillador para envejecer sus rostros. De manera que resulta mejor la última parte, cuando la acción se estanca en 1973 y los personajes dejan de envejecer, que la primera, a pesar de ser más imaginativa aquella y estar ésta demasiado plagada de tópicos sobre el cine político.

Y, sobre todo, que, tal como suele ocurrir en las coproducciones europeas, se mezclan muchas culturas dispersas para llegar al resultado final, que acusa demasiado este hecho. Más todavía en La casa de los espíritus, donde lo que se trata de narrar es una historia que ocurre en Chile, pero por problemas de producción se ha rodado en Dinamarca y Portugal.

No obstante, La casa de los espíritus es un producto bien hecho, estremadamente cuidado y no desprovisto de interés. Destaca el complejo trabajo de Jererny Irons, el único de los actores que consigue reflejar el paso del tiempo, y de Winona Ryder, que logra salvar los excesivos tópicos que rodean su personaje. Frente a una Meryl Streep que cae en el ridículo cuando hace de jovencita, y un Antonio Banderas perdido en el arquetipo de latin lover revolucionario.

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