Lorin Maazel defiende a los directores de orquesta convertidos en estrellas

Viejo conocido del público español, el director de orquesta Lorin Maazel no es un hombre que prodigue sus palabras. Ayer, tras haber dirigido el domingo en Madrid a la Filarmonía de Londres en dos sinfonías de Beethoven, se decidió a hablar. En la Residencia de Estudiantes, ante numeroso público y con José Luis Pérez de Arteaga como moderador, defendió a los directores-estrella y apostó por la calidad como máximo valor musical.

De pequeño, a Lorin Maazel le llamaban Little Lorin, el pequeño Lorin. Apenas contaba 11 años, Toscanini le había invitado a dirigir la Orquesta Sinfónica de la NBC y ya le habían colgado el sanbenito de niño prodigio. De origen francés y padres norteamericanos, Maazel (1930, Neuilly-Sur-Seine), había comenzado a estudiar plano y violín a los 5 años, continuando la tradición familiar de su bisabuelo (director de la banda militar del zar), de su abuelo (violinista y maestro concertista en Moscú) y de su padre (cantante y actor). Una vocación anunciada.Con estos antecedentes, a nadie puede extrañar que hoy, a los 63 años, Lorin Maazel esté considerado como un director estrella, polémico calificativo del que el músico no sólo no reniega, sino que defiende. "La música es algo que requiere un mínimo de capacidad, como el esquiar o ser agricultor. Actualmente se ataca mucho al star system en la música clásica, porque, dicen algunos, monopolizan la dirección y no permiten el acceso de los jóvenes. Pero tiene cosas positivas, porque la música sólo se sostiene si tiene calidad, y los directoresestrella la tienen. Se está poniendo en duda, además de la capacidad de estos directores, a maestros como Toscanini, e incluso a Beethoven y Mozart. Si nos cargamos todos los valores, no sólo cuestionamos a las estrellas sino el mismo sistema".

Y Lorin Maazel arremete contra la mediocridad, que concreta en algunas de las orquestas especializadas en recuperar música antigua con instrumentos de la época. "En los últimos años se ha cultivado esta música por artistas que no han sabido hacerse una carrera normal, a base de desempolvar instrumentos antiguos. Alimentar a orquestas mediocres es algo muy peligroso para la música".

El nivel de popularidad alcanzado por el director norteamericano, no le impide comprender las dificultades de los jóvenes que hoy quieren hacer de la batuta su vida. "Es bastante difícil para un músico joven hacerse un hueco. Antes, los directores se formaban trabajando en los teatros de ópera, junto a los viejos maestros. Yo mismo lo padecí, y tuve que buscarme una educación privada, pero cuando comencé a dirigir me di cuenta de mis errores y tuve que autoeducarme". Y menciona como su gran maestro a Victor De Sabata -"El mejor músico que he conocido"-, por su capacidad para educar a los músicos y moldear una obra. A la hora de elegir a su compositor preferido, Lorin Maazel tampoco tiene muchas dudas: "Un buen músico es aquel que es capaz de meterse en la piel de todos los compositores que interpreta. Pero puestos a elegir, me quedo con Brahms".