González presiona a Helmut Kohl para que medie en el conflicto de la empresa Seat
La crisís de Seat, parte de Volkswagen, fue el aguafiestas de la cumbre hispano-alemana que empezó ayer en Granada. El presidente del Gobierno, Felipe González, nada más aterrizar en el aeropuerto de la ciudad andaluza, -no dudó en presionar para que el Gobierno de Bonn tome parte activa a favor de la empresa española al indicar que el asunto se trataría entre él y el canciller Helmut Kohl y entre los ministros de Economía e Industria de ambos países. Kohl, minutos después, se desmarcaba alegando su incapacidad para influir en el tema.
Los dos líderes europeos en activo, que han compartido el sueño de la construcción de la Unión Europea (UE), se encontraron ayer en Granada en unas circunstancias completamente diferentes. Sumidos sus dos países en una profunda crisis económica, Koh]. y González intentan redefinir los objetivos del Tratado de Maastricht a sabiendas de que la salida de la recesión es aún lejana y que sus problemas de política interior no les permiten mantener incólume su personal idilio.Las consultas forman parte de la preparación de la cumbre comunitaria de Bruselas, que tendrá lugar dentro de dos semanas. González quiere que de Bruselas salgan algo más que palabras, pero, a dos semanas de la núsina, los Doce no parecen todavía haberse puesto de acuerdo sobre la' medicina a utilizar. El llamado paquete Delors, la serie de medidas para reactivar la economía europea y atacar el gravísimo problema del desempleo, cuenta con muchos detractores, especialmente en los ministerios de Hacienda.
Alemania, por ejemplo, se opone a la llamada ekotax, un impuesto sobre la energía para preservar el medio ambiente, y descarta nuevas bajadas de los tipos de interés.
La cumbre granadina forma parte del intenso trasiego de los líderes comunitarios en estos momentos. Kohl llegó a la ciudad andaluza tras haberse entrevistado en Bonn con el primer ministro británico, John Major, mientras que González había hecho lo propio con el presidente francés, Francois Mitterrand, y su primer ministro, Francois Balladur, quienes, a su vez, viajan el lunes a Alemania.
En el caso de Seat, la actitud española española está provocando irritación en Bonn, que se traduce a nivel diplomático en respuestas escuetas y tajantes. "Pensamos que no está al alcance del Gobierno alemán solucionar los problemas de Seat", dijo Dieter Vogel, portavoz de la cancillería, "se trata de una cuestión de las empresas".
Intromisión del Gobierno
Si hay una instancia política que pueda influir en la dirección de VW, sería el presidente de Baja Sajonia, el socialdemócrata Gerhard Schr8der, cuyo Gobierno controla un importante paquete de acciones del grupo. Una intromisión del Gobierno de Bonn en un feudo de la oposición, que sería vista en Alemania como un intento de hacer prevalecer puestos de trabajo españoles en perjuicio de alemanes, supondría un auténtico acto de suicidio político para el canciller en un año electoral.Como elemento simbólico de esta cumbre, parece ya seguro que en Granada se va a decidir un adelanto de la aplicación del Acuerdo de Schengen para la libre circulación de personas en el territorio comunitario, que debe entrar en vigor el próximo 1 de febrero.
Las consultas de Granada suceden a las que tuvieron lugar en la isla de SyIt, en el mar del Norte. En los 14 meses que han transcurrido desde entonces, las dimensiones de la recesión en Europa han cambiado las prioridades y dañado considerablemente la capacidad de solidaridad paneuropea de Bonn. Igualmente ha cambiado la situación de ambos líderes. Mientras que la capacidad de maniobra de González ha descendido considerablemente después de que su partido perdiera la mayoría absoluta en las últimas elecciones, Kohl se enfrenta a un durísimo año electoral, con unas perspectivas que nunca han sido tan malas desde que llegara al poder. El apoyo a nivel comunitario y la generosidad que Madrid ha esperado siempre de Bonn están en entredicho.
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