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El chocolate del loro

Organizar una reunión de jefes de Gobierno y de sus delegaciones en la capital de España cuesta, según fuentes del Protocolo, en tomo a los 20 millones, que se gastan en pagar el alojamiento de los huéspedes, horas extraordinarias de los escoltas y ofrecer almuerzos y cenas en La Moncloa. La cumbre hispanofrancesa del pasado fin de semana resultó un poco más cara porque la primera parte se desarrolló en Toledo.El coste de una cumbre en una capital de provincias como Granada se duplica. El presidente español y su séquito viajan en un avión de la Fuerza Aérea y es necesario pagar su' alojamiento en hoteles-como el lujoso Alhambra Palace o el Parador. Aunque en establecimientos más modestos, también hay que hospedar a los demás funcionarios, policías y escoltas procedentes de Madrid.

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Hay que traer además automóviles blindados para el séquito, alquilar salas de prensa y autobuses para desplazar a los periodistas, y las comidas resultan también más caras, porque se sirven en restaurantes. González y su huésped cenaron en el Mirador de Morayma, mientras sus delegaciones lo hicieron en el carmen de San Miguel.

Más costoso aún resulta celebrar una cumbre en una isla, como será el caso, a mediados de diciembre en Mallorca, de la hispano-portuguesa que reunirá a González y a Aníbal Cavaco Silva. Costará en tomo a los 50 millones, porque parte de los vehículos son trasladados por Trasmediterránea, y el personal viaja en avión.

Organizar las cumbres fuera de la capital responde a la idea de enseñar el país al ilustre huésped. Francia, Alemania y Portugal casi nunca celebran las cumbres en sus capitales. Ayer, Koffl agradeció el detalle al declarar en el aeropuerto que sentía "una gran alegría y emoción al poder conocer esta tierra de Granada". Cuando se ponía el sol pudo admirar la ciudad desde el mirador del carmen de los Mártires. González le comentó que sería un buen lugar para instalar una* cafetería, y el canciller respondió que él no era buen negociante, pero quesu esposa, Hannelore, sí tenía más sentido de los negocios.

Sin embargo, en otras cuestiones el sentido del ahorro prima sobre todo lo demás. Cuando se iniciaron los preparativos de la cumbre, el Bundespressearnt (Servicio Federal de Prensa) preguntó a la secretaría del Portavoz española si, como era costumbre, ofrecería una cena a la prensa. acreditada para cubrir la reunión.

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En las anteriores cumbres, el Estado anfitrión invitaba siempre a cenar a la prensa. Esta vez, sin embargo, el Gobierno contestó negativamente, porque, en epoca de recortes presupuestarios, le hubiese costado algo más de un millón de pesetas. Su presupuesto para la cumbre solo ascendía a dos millones. En consecuencia, la Embajada de Alemania en España decidió organizar por su cuenta una cena para los 22 periodistas alemanes acreditados.

Este ahorro es, según la expresión de un diplomático, "el chocolate del loro", porque "lo verdaderamente caro es celebrar una cumbre fuera de Madrid".

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