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Prisión incondicional para el empresario Alfaro

Detenido en la boda de su hijo, es investigado por presunta estafa al 'broker' fallecido Baltasar Egea

El empresario Benedicto Alfaro, de 52 años, fue detenido ayer por orden del juez de Delitos Monetarios, Miguel Moreiras, quien dictó contra él un auto de prisión incondicional. La decisión está relacionada con el procedimiento por presunta estafa y delito fiscal abierto tras el suicidio de un intermediario con quien Alfaro mantenía relaciones financieras: Baltasar Egea, cuyo cadáver fue encontrado, junto a los de su mujer y su hijo, el pasado 4 de mayo. Alfaro fue arrestado a media tarde de ayer cuando salía de la iglesia de San Miguel y San Benito, donde acababa de casarse su hijo Benedicto. El empresario no fue autorizado a asistir al banquete de bodas, celebrado en un hotel, pese a las gestiones de su abogado para que se le permitiera hacerlo.

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Benedicto Alfaro fue trasladado por la policía a la prisión de Carabanchel, donde se le entregó un chándal para que se lo pusiera en lugar del esmoquin que vestía. Además de ordenar la prisión incondicional, el magistrado ha fijado una fianza de 1. 500 millones de pesetas en concepto de responsabilidad civil, para hacer frente a los perjuicios económicos que pudieran declararse en la causa.Santiago Lago, abogado de Alfaro, confirmó a EL PAÍS la detención de su cliente y aseguró que su defendido es inocente. Añadió que lo sucedido había sido una sorpresa, porque en este caso "Benedicto Alfaro es la única víctima. Todo es fruto de un montaje", aseveró.

Las diligencias 59/93 abiertas contra Alfaro tienen relación con una investigación sobre documentos que Egea dirigió al juez antes de su presunto suicidio.

El origen de la historia se remonta al día en que fueron descubiertos los cadáveres del broker Baltasar Egea, de su mujer, María Adela Llana, y de su hijo Raúl. Antes de morir, Egea había escrito dos cartas al juez en las que responsabilizaba a Benedicto Alfaro ya otros financieros de su "pésima situación económica". Egea había realizado préstamos a Alfaro y éste no le había devuelto dichas cantidades, siempre según las cartas que el broker dirigió al juez.

"Se ha producido una serie de vencimientos que no han querido o podido cumplir y, amparándose en que era dinero B (negro), no me lo han pagado. Me han hundido y he quedado con muchos clientes como un perfecto sinvergüenza y un estafador después de 20 años", decía una de las cartas.

Varios meses después de estos hechos, Benedicto Alfaro fue llamado a declarar por Moreiras. Compareció el pasado 3 de noviembre y declaró que Egea había falsificado su firma y la de su hija, Carmen Alfaro, en letras financieras antes de suicidarse. El montante de dichas letras podría ascender a 1.200 millones.

Alfaro manifestó también a Moreiras que conoció a Egea en 1989 y que éste le propuso actuar para él como intermediario financiero. A mediados de 1991, Alfaro se puso en contacto con Egea porque éste le ofrecía mejor financiación que los bancos, a un interés un punto más bajo, según dijo al juez.

Testimonio contrario

Al día siguiente de esta declaración de Alfaro, el magistrado recibió una visita inesperada. Se, trataba de María Jesús Chicharro, ex empleada de Asesores Agrupados -una empresa de Egea-, quien presentó un escrito en el que ofrecía una versión distinta de las operaciones relativas a las letras y a los préstamos en metálico que Egea le hacía a Alfaro.Según la exempleada del broker fallecido, ella cubría las letras a máquina y un botones las trasladaba a las oficinas del Grupo Alfaro. De allí eran devueltas con la firma de Benedicto Alfaro como aceptante o librador. María Jesús Chicharro indicó también que el libramiento de las letras coincidía habitualmente con visitas que Benedicto Alfaro o su hija Mar¡ Carmen realizaban a las oficinas de Asesores Agrupados, de donde salían con sacos llenos de dinero en efectivo, que supuestamente correspondía a los préstamos de Egea.

Según las fuentes consultadas, la testigo ratificó y amplió su declaración hace dos días. La ex empleada de Egea precisó que guardaba los detalles de todas las operaciones de préstamos en un disco de ordenador.

Este testimonio y la documentación puesta a disposición del juzgado parecen haber sido decisivas para que su titular, Miguel Moreiras, dictara ayer el auto de prisión. Moreiras no pudo ser localizado anoche por este periódico. Según personas que conocen el auto judicial, Alfaro presuntamente recibió más dinero del que había declarado. Las mismas fuentes dicen que Alfaro había admitido ante el juez una deuda de 400 millones de pesetas con Egea, si bien de la documentación aportada por la empleada Chicharro parece desprenderse una suma superior al triple de esa cantidad. La responsabilidad civil fijada por el juez es de 1.500 millones, cantidad que, según las fuentes citadas, se deriva de las deudas de Alfaro con Asesores Agrupados.

El auto de prisión le fue notificado ayer tarde al abogado de Alfaro, quién manifestó: "Todo es una locura, una falsedad. A saber por qué una empleada de Egea se ha inventado esa patralla. No tiene ni pies ni cabeza y ni siquiera se nos notificó que esa empleada de Egea iba a declarar. No la hemos oído, y tampoco el juez ha llamado a Benedicto Alfaro para que se explique. Voy a llevarle algo de ropa a Carabanchel y mañana mismo [por hoy] presentaré un escrito pidiendo la libertad. Espero que se aclare todo, pero es muy difícil tener que decir a los amigos que todo es mentira cuando el juez te lleva a la cárcel sin oírte".

Un corredor de fondo

Cualquier madrileño puede identificar claramente el apellido Alfaro con una serie de supermercados distribuidos por la ciudad, entre otros el de la controvertida Esquina del Bernabéu. Pero Benedicto Alfaro, de 52 años, un hombre hecho a sí mismo a partir de una pequeña tienda de ultramarinos, es también promotor de suelo industrial y dueño de una sociedad orientada a la informatización del pequeño y mediano comercio.Casado, con tres hijos, es profesor mercantil y presidente del Grupo Alfaro, que después de varias décadas en el negocio de la alimentación diversificó sus inversiones hacia los sectores inmobiliario y de la informática. El grupo presidido por Benedicto Alfaro consiguió hace tres años situarse como uno de los primeros propietarios de suelo industrial en la Comunidad de Madrid, tras efectuar inversiones que en medios financieros e inmobiliarios llegaron a considerarse arriesgadas.

En una entrevista publicada el 4 de marzo de 1990, Alfaro declaraba: "Tener éxito no es triunfar. Quienes queman etapas no llegan lejos; yo me siento un corredor de fondo y estoy seguro de que ésa es la manera de triunfar". Una de sus últimas realizaciones ha sido la Fundación Alfaro, destinada a promover la investigación y prevención de dolencias de la columna vertebral, tras haber superado él una grave enfermedad.

Benedicto Alfaro fue interrogado el pasado día 3 por el juez Moreiras, en relación con las cartas escritas por broker Baltasar Egea antes de suicidarse. En ellas, Egea acusaba a Alfaro, entre otros, de no haberle devuelto préstamos por un total de 5.000 millones y de darle como garantía de los mismos letras falsas. A la salida de la declaración, Alfaro lo negó todo. Ese mismo día, Alfaro hizo de Egea el siguiente comentario: "Es una desgracia que me haya tocado en mi vida un loco".

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