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ACNUR advierte contra el cansancio de la solidaridad mundial con los refugiados

El problema de los refugiados es un problema de derechos humanos, asegura un informe elaborado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), hecho público ayer en Ginebra. En él se advierte contra el debilitamiento de la solidaridad internacional.Las violaciones de los derechos humanos, la represión de las minorías, los conflictos internos que ensangrientan muchos países y las persecuciones son las causas de que 19,7 millones de personas se hayan visto obligadas a abandonar sus naciones.

Según ACNUR, uno de cada 130 habitantes del planeta se ha visto obligado a huir. Sólo en las tres últimas semanas, 800.000 personas procedentes de Burundi han entrado a formar parte de estas trágicas estadísticas. Desde finales de 1991, cuatro millones de ciudadanos de la ex Yugoslavia sobreviven gracias a la asistencia humanitaria, a la par que el término limpieza étnica se ha incorporado al léxico de los horrores. Uno de cada diez habitantes de Somalia vive fuera de sus fronteras. Más de cuatro millones y medio de afganos han abandonado el país. Liberia, Togo, Armenia, Azerbaiyán o Bután, se han convertido en exportadores de :refugiados.

Este informe, que es la primera vez que se publica y que será bianual, aparece en un momento delicado. La portavoz del ACNUR, Silvana Foa, lo resume así: "Cuando cayó el muro de: Berlín y se puso fin a la guerra fría la gente experimentó una gran euforia pensando que todos los problemas de refugiados se acabarían. En vez de conseguir un nuevo orden mundial, lo que hemos obtenido ha sido un desorden mundial".

Hace 20 años había en el mundo 2,5 millones de refugiados. Diez años más tarde el número se elevó a 11 millones y en 1989 alcanzó los 15 millones. Tal avalancha de personas ha despertado sentimientos racistas y xenófobos.

"El sistema tradicional de protección de los refugiados está a punto de hundirse", advierte la máxima responsable del ACNUR, la japonesa Sadako Ogata. "La enorme cantidad de desplazados ha debilitado la solidaridad internacional y ha puesto en peligro, a veces muy seriamente, la honorable tradición de conceder asilo a aquellas personas con necesidad de protección", agrega.

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