Rushdie: "O combatimos al enemigo o cedemos"
El escritor angloindio participa activamente en el Parlamento de los Escritores en Estrasburgo
Era de prever. Una reunión de intelectuales para fundar un Parlamento Internacional de Escritores no podía acabar sin Salman Rushdie. Y efectivamente, el escritor compareció como siempre, por sorpresa y en medio de fuertes medidas policiales. Rushdie, que, según dice, será miembro activo de esta asociación, participó ayer en la última sesión plenaria. Animó a sus colegas de todo el mundo a seguir contra viento y marea la tarea de llevar adelante el Parlamento. "Ha llegado el momento, no podemos esperar más. O combatimos al enemigo o cedemos".
La reunión de más de 50 escritores de los 200 que han impulsado la creación del Parlamento Internacional de Escritores fue especialmente emotiva. ¿Cómo no? Susan Sontag, abrazando con entusiasmo a Rushdie. La escritora iraní Hélene Kafi, mostrándole su solidaridad con lágrimas en los ojos. El ensayista tunecino Fethi Benslama, uno de los 100 intelectuales árabes y musulmanes que han escrito el libro Para Rushdie, agradeciéndole la publicación de Versos satánicos.
Salman Rushdie (Bombay, 1947) se sentó en la mesa de coordinación junto al estonio Jaan Kaplinski y la croata Rada Ivekovic. Enfrente, Jacques Derrida y Pierre Bourdieu. El debate fue vivo, y Rushdie puso sus peros: "El estatuto de la nueva asociación debe recoger las nuevas formas de ataques terroristas a escritores". Y citó dos casos recientes, ocurridos en Turquía y en Bangladesh. "Es el terrible terrorismo a distancia, el que se paga con dinero. Dejo esta propuesta abierta a vuestra reflexión", dijo a sus colegas. Rushdie tampoco estuvo de acuerdo con el nombre de la futura asociación: Parlamento. "En Gran Bretaña existe una organización que se llama Parlamento Musulmán y que agrupa a gentes de extrema derecha. Este nombre sería una puerta abierta a todas las críticas", dijo.
Antes de finalizar la sesión, Rushdie dirigió unas palabras a los escritores reunidos. "Éste es un momento crucial en el caso Rushdie. Todo parecía ir mejor, pero hace apenas un mes William Nygaard, mi editor noruego, fue herido en un atentado. Fue un intento de asesinato. Esto cambia las cosas. Lo han conseguido, estamos aterrorizados. Tenemos miedo. Hay políticos que no quieren recibirme, y compañías aéreas que no me dejan volar en ellas. Saben que es peligroso, pero ahora debemos luchar contra un peligro aún mayor: nuestro propio miedo. Si cedemos, vamos a tener que vivir en un horror que afecta al horror. Yo soy la primera víctima, pero todos los otros están en la lista, editores, traductores... Por eso, es responsabilidad de todos los que estamos aquí reunidos hacer algo: o cedemos o combatimos al enemigo. Reconozco que para ello se necesita un enorme coraje. Yo hablo y actúo, vosotros estáis expuestos a hacerlo. Pero, ¿y Europa? Los políticos de Europa, los financieros, los banqueros, todos..., ¿tendrán el coraje de resistir y rechazar este tipo de ataques?".
Concluida la sesión del Parlamento, empezó una conferencia de prensa sui géneris. Se permitió la entrada a pocos periodistas y cámaras de televisión, y la mayoría de escritores no quisieron abandonar la sala y fueron ellos quienes más preguntas formula ron a Rushdie. Estaban la norteamericana Susan Sontag, la iraní Hélene Kafi, la argelina Assia Djebar, los tunecinos Fethi Benslama y Basset den Hassen el italiano Claudio Magris, el croata Predrag Matvejevic... Toda una babel de lenguas y culturas.
Todo parecía indicar que la presencia de Salman Rushdie haría olvidar Sarajevo, el tema que ha centrado todas las discusiones hasta ahora. Pero Sontag no lo permitió. "La condena que sufre Rushdie no es sólo un atentado hacia la libertad, sino algo mucho más grave. Es un ataque a la defensa que él hace de la laicicidad en el islam". Y añadió: "Es algo similar a lo que ocurre en Sarajevo, en Bosnia-Herzegovina. Se quiere sustituir un Estado laico y pluricultural por etnias y religiones". Y Rushdie recogió el guante: "Estoy totalmente de acuerdo. El único grupo que no se ha autodefinido en la antigua Yugoslavia es el bosnio, porque es el único que defiende los valores laicos, unos valores que son también los nuestros. Europa está permitiendo que se destruyan sus propios valores".
Fethi Benslama, uno de los 100 intelectuales que han escrito el libro Para Rushdie, agradeció la publicación de Versos satánicos. "Su libro ha rendido un gran servicio al islam, porque ha sido un intento de cambiar nuestra relación con la historia".
Rushdie insistió en que su libro ha sido condenado sin haber sido leído. "La crítica más extraña que ha recibido Versos satánicos es que había escrito esta novela sin pensar en las consecuencias. ¡Cómo si mi libro podía escribirse por casualidad! Cuando lo hice sabía muy bien lo que quería, un proceso creativo que me permitía cuestionar la cultura. Desgraciadamente, la condena de Jomeini ha impedido todo debate sobre el libro. La conversación sobre la literatura ha sido sustituida por un discurso sobre la muerte. Al principio estaba muy triste porque me di cuenta de que nadie había leído el libro. Luego, comprendí que pertenecía a un pequeño club de novelas, en un principio malditas, como lo fueron Ulises, de James Joyce, o Lolita, de Nabokov. Es un premio de consolación pertenecer a ese club".
El,escritor aseguró que tiene grandes esperanzas en el Parlamento de Escritores, aunque admitió que ya sabe que no será suficiente. "Es importante que nosotros, los escritores de Europa, reaccionemos juntos. Yo ya sé que cuento con la solidaridad de mis colegas, pero sé también que necesito la ayuda de los políticos. Es un calvario de casi cinco años. Quizá sea bueno que todos los escritores pidan a sus Gobiernos que actúen".
La iraní Hélene Kafi, que ofreció su apoyo y el de "tantas mujeres iraníes", le pidió que escribiera él mismo El caso Rushdie. "Llevo un diario muy detallado, pero el caso Rushdie evoluciona día a día. Lo haré cuando haya concluido", dijo con una tibia sonrisa de esperanza.
Babelia
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