Los Reyes entregan los Premios Nacionales de Investigación.
"Los problemas sociales no se resuelven al margen de la ciencia", dijo el Monarca
Seis investigadores españoles recibieron ayer en el Palacio Real, de manos del rey Juan Carlos, los Premios Nacionales de Investigación, en su quinta edición, concedidos por el Ministerio de Educación y Ciencia. Los galardones, dotados tres de ellos con diez millones de pesetas y con dos millones los de jóvenes investigadores, figuran entre las distinciones españolas más importantes concedidas a los trabajos en ciencia, tecnología y humanidades. "Los múltiples y variados problemas sociales no pueden resolverse hoy al margen de la ciencia y, simultáneamente, los problemas científicos son insolubles al margen de la sociedad", afirmó don Juan Carlos en la entrega de los premios.En Enrique Sánchez-Monge, ingeniero agrónomo, premio Leonardo Torres Quevedo de investigación técnica, se ha reconocido con el galardón sus aportaciones en el campo de la genética aplicada y la mejora vegetal. Entre sus logros, se ha destacado la variedad de cebada Albacete, la más cultivada en la producción de secano en España. José Elguero Bertolini ha recibido el premio Santiago Ramón y Cajal, por su investigación en nuevos fármacos.
En el apartado de investigación humanística y ciencias sociales, Manuel Alvar López (filólogo) y Juan Vernet Gines (historiador y arabista) han recibido el premio Ramón Menéndez y Pidal.
José López Barneo, de 41 años, por sus trabajos en fisiología, y Joan Massagué, de 40 años, en biología celular, han sido galardonados con el premio Rey D. Juan Carlos I para investigadores jóvenes en la modalidad científico técnica, declarado desierto en humanidades.
El ministro de Educación y Ciencia, Gustavo Suárez Pertierra, junto a numerosos científicos y responsables de la política científica española asistieron al acto. José López Barneo, en nombre de los investigadores premiados, destacó los rápidos avances efectuados en España y las metas ya conseguidas en los últimos años, pero recordó "Nuestro tejido científico es extremadamente laxo y frágil, y se encuentra en estos momentos frente al reto de alcanzar un nivel o etapa de excelencia y competitividad".
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