Un financiero ligado a Craxi protagoniza el primer juicio sobre corrupción en Italia
Sergio Cusani, un joven financiero milanés muy ligado al antiguo líder socialista Bettino Craxi, es el acusado del primer gran juicio de la investigación conocida como Manos Limpias sobre corrupción política vinculada a la financiación de! la política italiana. La vista abierta ayer en Milán, servirá de banco de pruebas para la marcha futura de un gran número de procesos, cuya laboriosa instrucción ha dado pie a que los políticos implicados denuncien que la magistratura italiana es más hábil para investigar que para resolver las causas.
El juicio de Cusani, bautizado como "el padre de todos los juicios" por el magistrado Antonio Di Pietro encargado de la acusación pública, ha despertado una enorme expectación popular debido también a que serán llamados a declarar como testigos el propio Craxi, el ex secretario democristiano Arnaldo Forlani y otras personalidades de la política italiana de la posguerra.De ahí que las primeras protestas hayan surgido de los medios de comunicación, al haber prohibido el tribunal la transmisión televisiva en directo de las sesiones y la presencia permanente de fotógrafos en la sala.
Pero la vista de ayer no respondió al interés suscitado, ya que la sesión se consumió en cuestiones de procedimiento y Cusani ni siquiera estuvo presente en la sala. Sergio Cusani está acusado de haber diseñado la mecánica financiera utilizada por el empresario suicida Raúl Gardini, ex presidente del grupo Ferruzzi, para distribuir entre todos los partidos del Gobierno una comisión ilegal de 150.000 millones liras (unos 13.000 millones de pesetas).
Cusani, que promete hablar a fondo, sostiene que Gardini no pagó por iniciativa propia, sino porque fue obligado a hacerlo en el contexto de "una alta operación de Estado". Como prueba, Cusani indica que el mismo juez que intervino decisivamente en la disolución de la empresa mixta Enimont, a la que estuvo vinculada el pago de los 150.000 millones de liras, se encuentra procesado por haberse apropiado de parte de la comisión ilegal.
La apertura del juicio contra Cusani coincide con la supresión de la inmunidad parlamentaria, aprobada ayer por la Cámara, que tendrá aplicación inmediata. Los parlamentarios italianos podrán ser procesados ahora sin la preceptiva autorización, salvo por delitos de opinión, aunque no podrán ser detenidos ni registrados. También coincide con nuevos mandatos de captura importantes: los de Rinaldo Petrigiani, embajador de Italia en Washington durante una década; Marcello Inghilesi, director para Norteamérica del Instituto de Comercio Exterior (ICE); y Vitto Gamberale, director en Nápoles de una empresa estatal.
Por otra parte, Donatella di Rosa, la mujer que desveló un supuesto golpe de Estado, y su esposo, el teniente coronel Aldo Michittu, fueron detenidos ayer por orden de un juez de Florencia acusados de calumnia tras haber denunciado falsamente que el neofascista Gianni Nardi, muerto en Mallorca en 1976, estaba vivo y participaba en la conjura. La detención de la pareja se produjo ayer tras comprobar los jueces de Florencia que el cadáver exhumado en Mallorca correspondía a Nardi. Di Rosa, de 34 años y amante del jefe de la Fuerza de Acción Rápida italiana, Franco Monticone, denunció un supuesto compló para perpetrar un golpe de Estado.
Brigadas Rojas
Por otra parte, la policía ha encontrado en manos de tres miembros de la Brigadas Rojas (BR) -uno de ellos hermano de un diputado de Refundación Comunista- planes para atentar contra el consejero delegado de Fiat Auto, Paolo Cantarella.
Los tres brigadistas fueron detenidos hace días como presuntos responsables de un atentado casi simbólico realizado el pasado mes de septiembre contra un cuartel del norte de Italia. Los detenidos actuaron en complicidad con pequeños delincuentes.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.