Almodovar reclama la intimidad del dolor
El director manchego presenta 'Kika', un cóctel de corrosión y esperanza
La perversidad y la esperanza son los dos elementos sobre los que se apoya Kika, la última película del director manchego Pedro Almodovar, que presentó ayer en Madrid rodeado de la expectación de siempre y de sus inseparabables incondicionales. Kika es para su director el filme más corrosivo de su carrera, pero en el que se adivina la esperanza y la vitalidad. Con una ácida y feroz crítica a los programas televisivos de reality show, Almodóvar reclama en Kika la privacidad del dolor. "Si te quitan el dolor, ya no te queda nada". Kika, protagonizada por Verónica Forqué, Peter Coyote, Victoria Abril, Alex Casanovas y Rossy de Palma, se estrena el próximo viernes en los cines españoles.
Almodóvar reconoció ayer la dificultad de calificar su filme. Mientras el director manchego empleaba palabras como comedia corrosiva, comedia thriller, comedia negra, Rossy de Palma, la única actriz que parece recién salida de la pantalla, fue mucho más directa: "Kika habla de todo lo que vemos en la vida". Y todo lo que vemos en la vida, según el filme de Almodóvar, es corrosión, perversión, dolor y ternura, mucha ternura.Kika, que ha contado con un presupuesto de 700 millones de pesetas y con el más largo rodaje de todas las películas de Almodóvar, es una mezcla de distintos personajes, pertenecientes cada uno a distintos géneros. Sobre el personaje central de Kika, protagonizado por Verónica Forqué, una maquilladora candorosa e inocente con un optimismo y vitalidad a prueba de bomba, aparecen Ramón (Alex Casanovas), un fotógrafo obsesionado por el suicidio de su madre; Nicholas Pierce (Peter Coyote), escritor bohemio padrastro de Ramón; Andrea Caracortada (Victoria Abril), directora-reportera de un programa televisivo de reality show, una mujer feroz y sin escrúpulos, y Juana (Rossy de Palma), una tierna criada lesbiana enamorada de su señora. Para la eterna acompañante de Almodóvar, Bibi Andersen, el director manchego le ha reservado un pequeño papel que descansa únicamente en un apunte de desnudo y el homenaje a la cantante mexicana Chavela Vargas.
Es en el personaje interpretado por Victoria Abril, vestida por el innovador Jean Paul Gaultier, sobre el que Almodóvar construye su más ácida y feroz crítica contra lo que califica de "mercados del dolor y de la sangre". "No he querido hacer crítica contra la prensa ni contra unos profesionales concretos, sino contra los llamados programas de reality show, en los que la capacidad de corrupción es tan grande que obliga a las gentes a vender hasta su dolor. Si te quitan el dolor, ya no te queda nada", dijo Almodóvar, que quiso resaltar la benignidad de su película. frente al tremendismo de los programas reales.
Siempre disponible y amable con todos, en su papel de vendedor de su producto, Almodóvar sólo tuvo un gesto molesto cuando se le preguntó el porqué del doblaje del personaje, de Peter Coyote. "Aquí estamos acostumbrados a que los actores norteamericanos sean doblados; o sea que no entiendo la preocupación por el doblaje de Coyote, que tiene un español muy deficiente y casi ininteligible". Para sus compañeros directores de cine tampoco tuvo palabras de amabilidad. "Mis compañeros no pueden conmigo. Si yo dependiera de los directores españoles, no estaría donde estoy ahora".
Todos rodeaban o brujuleaban alrededor de Almodóvar. Todos sus actores, a excepción de Victoria Abril y Peter Coyote. Y todos mostraban, cómo no, su satisfacción. Pero había una persona en particular más contenta que nadie: la actriz Anabel Alonso, que trabaja en Kika por primera vez a las órdenes de Almodóvar en el papel de una peluquera traicionera amiga de la protagonista. "Es como pedir un deseo y que te lo concedan", se expresaba desde un rincón. "Desde el día en que escuché en el contestador el recado de Pedro [Almodóvar he vivido una sucesión de experiencias alucinantes. Yo me sentí intimidada y acobardada y no sabía qué ofrecer a Pedro, pero la realidad es que él te ofrece muchísimos recursos y te facilita las cosas para luego exigirte como el que más", decía exultante Anabel Alonso.
Esta calificación de exigente y detallista de Almodóvar, quien comienza los ensayos con los actores dos o tres meses antes del rodaje, es compartida por todo el equipo. "Tiene las cosas muy claras y no se anda con dudas ni titubeos. Hasta que no consigue lo que quiere no para", señaló Alex Casanovas. Más práctica se mostró Rossy de Palma. "Sornos herramientas de trabajo y te tienes que dejar usar. El director es el único espejo donde se puede mirar el actor. A mí me gusta el trabajo duro y fuerte. Esta profesión lo requiere".
Almodóvar empezará el próximo viernes, día del estreno de Kika, una nueva aventura. Hasta ahora, confiesa no haber pensado para nada en el público -"ese monstruo sin cabeza"-, sino sólo en su historia y en su película, pero será a partir de este fin de semana cuando vea la reacción de la gente. "Yo no busco reciprocidad, si la reacción es contraria sólo significa que tanto el público como la película están vivos. Para mí la lectura de todo el mundo es válida", señaló Almodóvar, quien tiene previsto estrenar Kika en enero próximo en Europa y en marzo en Estados Unidos.
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