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Crítica:JAZZ
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

En el país de Hermeto

El país de Hermeto está abierto a todos. Con un sombrero de ala negro, gafas oscuras, piel rojiza y larga cabellera blanca, el albino Hermeto Pascoal (Lagoa da Canoa, 1936) podía parecer un alienígena en los pasillos del San Juan. Sin embargo, se trataba del mismo músico de quien Miles Davis silbaba algunas melodías allá por los setenta.Acompañado por un bajista con recursos, Arismar do Espíritu Santo, y por el instrumentista con el que más a gusto de siente, el excelente batería Nenê, el Campeón -como le llaman sus próximos- jugó a las mil maravillas con las posibilidades de un trío de jazz: Round midnight, frevo, Jobim, In a sentimental mood, Bill Evans, una magistral versión de su composición Bebê, samba, Nardis, Les feuilles mortes, impresionismo europeo, Caravan, tango, baiao... En desarrollos amplios o como estructuras básicas de improvisación. Con una fluidez apabullante, original e imprevisible, rompiendo ritmos, penetrando en las disonancias y acercándose a tímbricas delicadas, haciendo auténticas diabluras.

Hermeto Pascoal

Hermeto Pascoal (piano acústico), Arismar (bajo eléctrico) y Nenê (batería). Colegio Mayor San Juan Evangelista. Lleno, Precio: 2.000 pesetas. Madrid, 22 de octubre.

Tocó el piano como nunca. No es cuestión de técnica; es asunto de entrega, pasión y torrencial creatividad. Este genial autodidacto aún recuerda cómo algunos desaprensivos intentaban disuadirle cuando era adolescente: "Pero, ¡Hermeto!, ¿cómo quieres tocar el piano con esos dedos pequeños e hinchados". Pues esta vez su desbordante musicalidad se expresó a través de las teclas blancas y negras. Incluso cuando se quitó un zapato y lo dejó caer dentro del armazón para que interfiriera en la vilbración de las cuerdas.

Aunque, de no haber sido con un teclado, el alquimista brasileño hubiera montado el número con cacerolas, serruchos, cafeteras o lo que fuese menester. Porue escucha sonidos en todo cuanto le rodea, los interioriza y os los devuelve como si fuera un espejo mágico.

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