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Secuestrado en Haití un colaborador de Aristide

La flota internacional que bloquea Haití cortó ayer el paso a dos buques mercantes y lanzó disparos intimidatorios contra un tercer barco cuando intentaban acercarse a las costas de este país caribeño, mientras en Puerto Príncipe, la capital, seguían los intentos por mantener la vía de la negociación para salir de la crisis. Ayer se cumplió el tercer día de embargo y en este ambiente se produjo el secuestro de un parlamentario, un estrecho colaborador del presidente Jean-Bertrand Aristide, por parte de un grupo de pistoleros armados.

La radio de Haití informó ayer que Samuel Milord, partidario y colaborador de Aristide, fue Secuestrado el miércoles por la tarde por un grupo de hombres armados en el barrio de Debussy, en la capital haitiana. Ayer no hubo confirmación oficial o de otras fuentes de este nuevo ataque intimidatorio contra los seguidores del depuesto presidente. Miembro del Frente Nacional para el Cambio y la Democracia, Milord fue uno de los primeros diputados en condenar el golpe militar de 1991.La vuelta de Aristide, prevista para el 30 de octubre próximo, cada vez resulta menos creíble. A sólo ocho días de esa fecha es ya imposible volver a montar el mecanismo de seguridad de las Naciones Unidas, que hoy se encuentra en la diáspora. Aristide no tiene garantizada su vida en Haití. Las voces de venganza contra el dirigente haitiano por parte de los neoduvalieristas son pocas en número, pero suenan muy fuerte en todo Puerto Príncipe. También son sus enemigos, entre ellos los 400 attachés (agregados) que siembran el terror diariamente en la ciudad, los únicos junto al Ejército que disponen de armas en el país. Aristide fue derrocado por un golpe militar el 29 de septiembre de 1991.

Informaciones procedentes de la República Dominicana, el único país de donde se puede aprovisionar de combustible y mercancías hoy Haití, apuntaban que el Gobierno de Joaquín Balaguer ha reforzado con tropas las dos fronteras existentes y que los controles de entrada y salida son mucho más rigurosos. La Embajada de EE UU en Puerto Príncipe anunció que sus funcionarios en la República Dominicana tenían controlados ya los dos puertos de ese país donde hipotéticamente podría ser desembarcado petróleo con destino a Haití.

Las multinacionales norteamericanas Shell, Texaco y Esso participan en el embargo desde el interior del país. Las calles de Puerto Príncipe, sumidas en el caos y la desorganización, se vieron invadidas ayer por muchos haitianos que guardaban colas ante las gasolineras. La endeble economía de Haití, el país más pobre de toda América, comienza a sufrir el efecto del embargo internacional.

El presidente norteamericano, Bill Clinton, fue capaz ayer de salvar el cerco que el Congreso había puesto a su política exterior, con lo que conserva el derecho a ordenar una intervención militar, aunque no queda con las manos totalmente libres para enviar tropas a Haití.

Después de haber ganado en la noche del miércoles una votación que le permitirá decidir personalmente si envía o no tropas a Bosnia en el caso de que se consiga un acuerdo de paz en aquella región, Clinton consiguió ayer mayoría suficiente para rechazar una enmienda que le impedía mandar soldados a Haití.

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Otra propuesta fue aprobada, sin embargo, por la que el presidente se compromete -aunque no está obligado- a consultar con el Congreso esa decisión, a menos que se produjese una situación de emergencia que obligase a intervenir militarmente de modo urgente.

Acusaciones contra Aristide

El jefe de la minoría republicana en el Senado, Robert Dole, autor de la segunda enmienda sobre Haití, dijo que su propósito "no era atarle las manos al presidente", pero que tampoco quería que Clinton entendiese que "tiene al Congreso en sus manos".

La propuesta rechazada fue presentada por el senador Jesse Helms, que representa al ala más derechista de los republicanos. Helms sostuvo que el presidente haitiano, Jean-Bertrand Aristide, es un desequilibrado mental y un extremista de izquierda que "no merece el apoyo de Estados Unidos".

"Déjenme decirlo claramente: Estados Unidos no se le ha perdido nada en esta carrera", sostuvo Helms. "La Administración Clinton está haciendo una política que pone a nuestros soldados en peligro sin un mando competente".

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