Bélgica quiere que la cumbre de la CE en Bruselas sea el primer éxito en dos años
El lunes próximo empieza una especie de semana grande de la Comunidad Europea (CE), con dos consejos de ministros (lunes y martes), un plenario del Parlamento Europeo (PE) y una reunión en la cumbre de los jefes de Estado y de Gobierno (el próximo viernes, día 29), todo ello dedicado en su mayor parte a poner en marcha el motor hasta ahora atascado del Tratado de Maastricht. La presidencia semestral de la CE, a cargo de Bélgica, está empeñada en recuperar el tiempo perdido el año anterior durante las presidencias danesa y británica -ocupadas en resolver sus propios problemas con Maastricht- y quiere que todo esté a punto para el 1 de noviembre, cuando entre en vigor la Unión Europea.
"Bélgica está haciendo una presidencia estajanovista", aseguró una fuente diplomática. A pesar del clima de depresión europea, el objetivo del Gobierno que preside el democristiano Jean-Luc Dehaenne es que se cumplan todos los compromisos y citas del calendario del tratado. La lista de modificaciones en el funcionamiento de la CE y de las iniciativas que habrá que tomar en los próximos meses es interminable: instalación de los dos nuevos pilares de la CE (la Política Exterior y de Seguridad Común y la política policial y judicial), creación definitiva del Fondo de Cohesión, instalación del Comité de las Regiones, nombramiento del defensor del pueblo europeo y puesta a punto de la ciudadanía europea.
Unión Económica y Monetaria
La decisión más importante que tomará el Consejo Europeo es la de poner en marcha la segunda fase de la UEM (Unión Económica y Monetaria) el próximo 1 de enero, que implica otra decisión: nombrar al presidente y designar la sede del Instituto Monetario Europeo (IME). Lo primero casi está hecho. Los gobernadores de los bancos centrales de los Doce han presentado el nombre del economista belga de origen húngaro Alexander Lamfalussy, director hasta ahora del Banco de Pagos de Basilea y considerado como uno de los padres de la UEM. También hay consenso en que el IME se instale en Alemania, probablemente en Francfort.
Deben tomarse algunas decisiones más, que interesan muy especialmente a España, como son la designación de las sedes de las agencias de Medio Ambiente y de Evaluación de Medicamentos, que cuentan con las candidaturas de Madrid y Barcelona respectivamente. Fuentes del Gobierno han asegurado que Felipe González jugará a fondo "en favor de la carta que esté mejor situada para ganar" y que no existe inclinación por una u otra.
Además de estas decisiones, los Doce emitirán una declaración solemne dando la bienvenida a la Unión Europea. Intentarán ofrecer también un mensaje optimista respecto a la incorporación de Austria, Finlandia, Suecia y Noruega. Encargarán a los ministros de Exteriores que elaboren la primera propuesta de reforma de las instituciones.
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