Aznar ofrece un pacto presupuestario a la vez que defiende una enmienda total al proyecto
El líder del PP no ve "ninguna razón para creer en la política económica del Gobierno"
VICTORINO RUIZ DE AZÚA, El presidente del PP, José María Aznar, insistió ayer, durante el debate de las enmiendas a la totalidad de los Presupuestos Generales del Estado, en su táctica desde que el PSOE perdió la mayoría absoluta: ofrecer un pacto al Gobierno y poner de relieve así que si el Ejecutivo decide mantener el acuerdo con los nacionalistas es porque quiere, no porque le falten otras oportunidades. El líder del PP se ofreció para sacar adelante los presupuestos con el consenso de los dos grandes grupos parlamentarios, aunque fuera precisamente en la defensa de una enmienda a la totalidad y cuando el Gobierno acudía al debate con un pacto cerrado con los nacionalistas catalanes de CiU. Pero fracasó en su intento de sacar a Felipe González a la tribuna para que le diera el sí o el no.
Aznar dijo que no está dispuesto a arrimar el hombro a una política errónea ni a decir amén a todo lo que propone el Ejecutivo, pero sí "a un verdadero empeño colectivo, a un compromiso nacional, a un esfuerzo común para superar la crisis". El líder de los populares ofreció su colaboración para que todo el trámite parlamentario de los presupuestos, tanto en el Congreso como en el Senado, "se lleve a cabo por consenso, por acuerdo"."Se lo ofrezco porque eso es lo que necesita nuestro país", aseguró, "eso es lo que estamos obligados a hacer y eso es lo que yo le propongo que hagamos". Si el Gobierno acepta la propuesta, señaló, "estoy dispuesto a hacer el mayor esfuerzo para aproximar nuestras posiciones". A continuación, Aznar invitó a González a subir a la tribuna y le pidió que aceptara su "mano tendida" para iniciar "un diálogo serio en beneficio de todos". "Acéptela", pidió, "porque si no lo hace, los españoles se lo van a reprochar. Si de verdad le preocupan los problemas de España, no malgaste esta oportunidad".
La llegada a la tribuna del ministro de Economía y Hacienda, Pedro Solbes, para el turno de réplica fue acogida desde los escaños populares con abucheos, pateos y gritos de "el presidente, el presidente" y "cobarde". Solbes no hizo referencia directa al ofrecimiento del presidente del Partido Popular, y éste interpretó tal silencio como negativo.
"Lamento mucho que no haya dado una respuesta", dijo Aznar dirigiéndose a González. "Ha perdido usted una importante oportunidad. Hoy la gobernabilidad es plantear una salida a la crisis. Lo siento".
Fue, sin embargo, en la segunda réplica de Solbes cuando el ministro, tras reprender a Aznar por tener una intervención pensando en "los titulares de prensa", señaló que el Gobierno está abierto a las ofertas que el PP plantee en este debate.
Dar la cara
La propuesta de consenso fue la guinda final de un pastel cocinado con los ingredientes habituales. Aznar dedicó previamente la mayor parte de su tiempo a reiterar las duras críticas que prodiga al Ejecutivo y que personaliza con insistencia en González.
El presidente del Partido Popular pidió al jefe del Gobierno que dé la cara para explicar la crisis a los ciudadanos, y le recordó que no hay un solo responsable de un país europeo que no lo esté haciendo ya. Este comentario mereció el segundo de los seis aplausos que le regalaron desde los bancos populares. Los diputados de la oposición mayoritaria tenían las manos inquietas y ovacionaron a su presidente nada más abrir la boca por una broma sobre el plúmbeo discurso de Solbes.
Tras dibujar un sombrío panorama de la economía española, Aznar esbozó su programa alternativo, ya conocido, y advirtió que podía haber dado su apoyo al proyecto del Gobierno si hubiera implicado una rectificación política de fondo. Pero ese cambio de rumbo, se apresuró a explicar el líder del PP, no se ha producido y, lo que es peor, argumentó, no hay ninguna razón para creer en estos presupuestos ni en las previsiones económicas que contienen.
Aznar se paseó con fruición por las previsiones presentadas hace 12 meses por el Ejecutivo en defensa de los presupuestos anteriores y su manifiesta falta de relación con la realidad posterior. En los últimos cuatro años, señaló, el Estado ha gastado más de siete billones en exceso sobre lo que había presupuestado, y en el último ejercicio ha ingresado 1,1 billones menos de lo previsto.
Aznar se preguntó por qué creer en esta ocasión las previsiones presupuestarias, e ironizó sobre el compromiso de González de hace un año para controlar el déficit "de forma rigurosa, rápida y eficiente". Tampoco se olvidó de recordar las garantías que ofrecía Carlos Solchaga de que el gasto público no crecería más que la economía.
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