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Clinton dice que EE UU no será el dictador mundial

Antonio Caño

Los recientes conflictos de Somalia y Haití, unidos a la crisis pendiente en Bosnia y las frecuentes discrepancias con las Naciones Unidas y con los aliados europeos, han obligado al presidente norteamericano, Bill Clinton, a reconsiderar su política exterior. Clinton cree que Estados Unidos -inmerso en un proceso de reconstrucción nacional- debe compartir con otras naciones las responsabilidades internacionales, y advierte que su país no va a convertirse en "dictador del mundo" ni en el policía al que se acuda cada vez que un conflicto estalle. Al contrario, el presidente norteamericano sostiene que su Gobierno tiene que actuar, primero y fundamentalmente, en defensa de sus propios intereses políticos y económicos.

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"Creo que hay dos cosas que para mí son evidentes en este momento: número uno, que Estados Unidos no puede resolver todos los problemas. Número dos, que una vez que decidimos buscar una solución junto a otros países, no podemos esperar que ellos hagan simplemente lo que nosotros queremos. Incluso aunque queramos que lo hagan, no lo van a hacer", afirma Clinton en una entrevista con The Washington Post. El diario también habló con el secretario de Estado, Warren Christopher, y con varios congresistas y expertos para presentar un amplio informe sobre los conflictos internacionales a los que ha tenido que hacer frente la Administración demócrata en sus primeros 10 meses.Clinton reconoce en esas declaraciones haber cometido errores en la dirección de su política exterior. Principalmente admite que ha dedicado poco tiempo a los problemas internacionales y que tardó mucho en abrir el debate que tuvo que encarar tras la muerte de 18 soldados norteamericano en Somalia. "Parte de mi trabajo es crear un debate nacional, y quizá debía haberlo empezado mucho antes y con mayor intensidad", afirma. Clinton admite que, cuando conoció la información sobre los combates de Mogadiscio, ni siquiera sabía que las tropas norteamericanas estaban todavía persiguiendo a Mohamed Fará Aidid.

Colapso

En Haití, el presidente norteamericano no admite errores. Considera que ése es un caso típico extremo en el que, sin estar en juego intereses norteamericanos, Estados Unidos tiene que asumir responsabilidades de acuerdo a sus principios: "Si nosotros no restauramos la democracia, todo el país sufrirá un colapso".

En Bosnia, según Clinton, el único error fue creer que EE UU podría imponer su plan contra la voluntad de los europeos. Tanto Christopher como Clinton se quejan de que los europeos "utilizan una retórica antinorteamecana para culpar a EE UU de los errores que Europa ha cometido" [Christopher]. El presidente norteamericano añade sobre ese asunto: "Yo todavía creo que perdímos una gran oportunidad de ser más agresivos [en Bosnia]. Estoy convencido de que la ONU cometió un gran error al incluir a los bosnios en el embargo de armas. No lo pude entender y todavía no lo entiendo. Pero los países que tenían tropas sobre el terreno pensaban diferente. Me criticaron por no presionar más fuertemente a Francia y al Reino Unido... Pero yo comprendí que ningún Gobierno [europeo] iba a poner en riesgo sus propios intereses, por muy fuerte que fuese la presión de Estados Unidos. Creo que sobreestimamos nuestra capacidad de presionar a Europa".

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Los casos de Bosnia y Somalia son ejemplos para Clinton del tipo de política exterior, coordinada y limitada, que Estados Unidos tiene que construir en esta era. "El final de la guerra fría no convierte a Estados Unidos en el dictador del mundo", sostiene, "ni el pueblo norteamericano está dispuesto a asumir los sacrificios humanos y económicos que supone ese papel".

"Desde un punto de vista estrictamente militar", añade, "no hay duda de que nosotros Podríamos haber ido a los barrios del sur de Mogadiscio [el territorio de Aidid], haber sacado a todo el mundo de sus casas y haber tomado esa zona. Pero no lo hicimos porque no fuimos allí a matar gente o a colaborar con un grupo en contra de otro".

Bill Clinton considera que la época en la que Estados Unidos imponía su voluntad en el mundo ha pasado. Según su criterio, durante la guerra fría, la opinión pública norteamericana respaldaba las intervenciones en el exterior porque estaba claro que, en un mundo bipolar, en cada conflicto estaba en juego la seguridad de Estados Unidos. Esa época pertenece al pasado, explica Clinton: "Yo pienso que nunca más el pueblo norteamericano va a mirar hacia el exterior, excepto cuando vean claramente que sus intereses están en juego"

Desconcierto

Ésta es la razón, añade, por la que la política de la Casa Blanca respecto a Rusia, Oriente Próximo, las armas nucleares o el Grupo de los Siete ha tenido más éxito, porque en esos temas el interés norteamericano es inmediato y palpable.

Bill Clinton cree que el mundo actual presenta un aspecto de indefinición y desconcierto similar al que se conocíó durante la post II Guerra Mundial. "No creo que sea un mundo sin reglas", dice, "pero sí creo que es un mundo en el que tenemos que crear nuevas normas basadas en principios y en una forma realista de ver nuestros propios intereses".

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