Ya no hay besos de artista
La FIAC de París cumple 20 años sumergida en una crisis que desgraciadamente no es sólo económica, sino también, y quizá sobre todo, de vitalidad. Un problema que afecta hoy a todas las ferias de este tipo, que sin duda deberán replantearse su dinámica si quieren mantener su imagen de plataforma del arte contemporáneo.La feria de este año hace recordar con nostalgia aquellas ediciones pioneras en la antigua estación de la Bastilla (1974 1975), cuando Hermann Nitch celebraba sus rituales entre cuerpos desnudos y entrañas de animales, o las primeras del Grand Pallais, ya en el camino de la respetabilidad, pero donde todavía podían verse las acciones de Ben, o a Orlan vendiendo por cinco francos "un beso de artista.
Poco a poco este aspecto de fiesta y pluralidad -elitista sin duda pero que permitía "ciertas libertades artísticas"- ha ido desapareciendo para dar paso a una FIAC elegante, sin conflictos bon chic-bon genre, selectiva y sin duda -lo que es realmente su objetivo justificado- más interesante para los marchantes que para un público curioso sobre las últimas manifestaciones de la creación.
La edición de este año sigue esta tradición de calidad apta para todos los públicos. No hay disonancia alguna, todo el arte expuesto, o casi todo, es presentable. Aunque abundan los contemporáneos, con las habituales exclusiones, hay algunas incongruencias, como la de presentar en una feria que se pretende actual por ejemplo a Ingres, aunque este nombre aparezca mezclado con el de Picasso, justificado por la influencia del primero sobre el segundo.
La edición 93ª está centrada en la pintura y la escultura. Hay poca fotografía, Man Ray por ejemplo, y algún artista más contemporáneo con cibacrons a todo color, gran formato y tema teatralizado.
Abundan los tamaños medios e incluso pequeños, más fáciles de vender. Aunque ninguna tendencia o movimiento aparezca claramente privilegiado, hasta tal punto de que numerosas galerías presentan juntas artistas absolutamente diferentes, como, por no citar más que un ejemplo, Picasso, Sol Lewitt y Richter, la figuración en todas sus formas está muy presente, tanto en escultura (Georges Jeanclos, por ejemplo) como en pintura (Seguí, con una magnífica selección). Ausencias o casi ausencias notorias, Warhol y Beuys, pero una hermosa sorpresa también el artista sueco Curt Asker -por primera vez en esta feria- con una obra tan ligera que es casi etérea, pero de una presencia absoluta.
Babelia
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