_
_
_
_

Resistencia de los vieneses a recoger sus basuras en nueve bolsas diferentes

Un mínimo de dos horas a la semana y una buena dosis de concentración mental tendrán que ocupar las amas de casa austriacas para separar la basura doméstica en nueve categorías distintas, si deciden acatar un nuevo y complicadísimo decreto que entró en rigor el viernes pasado. Las nuevas regulaciones de la ministra de Medio Ambiente, Maria Rauch-Kallat, que obligan a una estricta división de los desechos, han causado abierta resistencia en todo el espectro político del país. La Sociedad de Protección al Consumidor ha llamado a la "desobediencia civil" a la población, aunque el decreto incluye los controles de inspectores, que pueden imponer multas del equivalente hasta 400.000 pesetas.A pesar del empeño del Ministerio de Medio Ambiente, que inició una campaña de publicidad para motivar y explicar a la población las nuevas regulaciones, muchos de los afectados reconocen que aún no entienden cómo y dónde tendrán que tirar la basura.

El sábado por la mañana se veía en Viena a hombres y mujeres con aires de confusión cargados con bolsas y cajas ecológicas para depositarlas en unos enormes contenedores industriales de color verde situados en las esquinas de las calles. Hasta ayer no se habían instalado aún la totalidad de los depósitos para los restos plásticos, por lo que muchos, a pesar de sus buenas intenciones, se vieron obligados a regresar a sus casas con los paquetes de restos.

Familias con miembros motivados por grupos ecologistas colocaron en. los portales de sus viviendas diversas cajas para depositar los desechos domésticos. Según el decreto, las basuras se dividirán en: vidrio blanco, vidrio verde, papel y cartón, metal, plásticos livianos (botellas de gaseosas, bolsas, envases de yogur), tetra-brik, basura bio (restos de comidas), metales con restos químicos (pinturas, lacas ... ) y, finalmente, basura de los restos que incluyen todos los materiales que no entran en las categorías anteriores.

La mayor crítica al decreto es que no incluyen normas para los fabricantes que podrían cambiar sus envases por otros menos dañinos al medio ambiente. "Hay que evitar la basura, no dividirla", dijo el encargado socialdemócrata para Asuntos Ecológicos en Viena, Michael Häupl. En Austria existe una infraestructura deficiente para el reciclaje de desechos, y muchos temen que el destino de la basura dividida será finalmente mezclarse en un solo depósito.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_