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Rabin y la OrganizacÍón para la Liberación de Palestina explican en Egipto su acuerdo de paz

El primer ministro israelí, Isaac Rabin, y el presidente de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Yasir Arafat, eligieron ayer Egipto como escenario para promover el apoyo árabe al proyecto de paz firmado hace una semana en Washington y que concede un principio de autonomía a la. ciudad de Jericó y a la franja de Gaza. Los dos ex enemigos no se vieron las caras, pero obviamente trabajan con el mismo objetivo: darle velocidad y sentido práctico al proyecto de paz en Oriente Próximo antes de que la oposición en ambos lados gane demasiado terreno y tire por la borda lo logrado: el impacto psicológico del apretón de manos de Washington. Es, a todas luces, una faena difícil.

Mientras Isaac Rabin conversaba con el presidente egipcio Hosni Mubarak en su residencia estival de Alejandría, en la sede de la Liga Árabe, en El Cairo, Yasir Arafat exponía las líneas maestras de su estrategia diplomática ante una audiencia escéptica. Por supuesto, funcionarios egipcios e israelíes dieron una versión diplomática del encuentro de cuatro horas entre Mubarak y Rabin: el tercer encuentro del primer ministro israelí con un líder árabe en la última semana fue examinado con la benevolente lupa del optimismo.Arafat, en cambio, debió descubrir que no todos los socios de la Liga Árabe comparten el entusiasmo de Túnez, la sede oficial de la OLP_por el cambio de tercio en sus relaciones con el Estado de Israel. El veterano dirigente de la Organización para la Liberación de Palestina, satanizado por Irán y por los vastos sectores del nacionalismo de la izquierda árabe, no llevaba un mensaje nuevo.

El incombustible líder de la OLP habló ante un público que se limitó a aplaudir por cortesía. Refiriéndose al apretón de manos con su antiguo enemigo, Isaac Rabin, que inició el proyecto de paz el pasado el lunes en Washington, Arafat dijo: "No es una solución completa, sino que se trata de una fase transitoria que reconoce al menos una pequeña parte de nuestros derechos". El acuerdo de Washington, agregó, "es sólo la base de una solución transitoria sobre la base de la retirada total de las tropas de ocupación israelíes en Palestina, especialmente de Jerusalén".

El as de Arafat

Si Arafat era hace una semana considerado como un milagrero, ayer debió comprobar cuán efímera es la emoción árabe. En lugar de las ovaciones que estremecieron al mundo el pasado lunes, lo que halló ayer Yasir Arafat en El Cairo fue el silencio. Quizás inspirados por la actitud de Siria, el insatisfecho factor central de la ecuación en Oriente Próximo, con su particular contecioso con Israelí por mor de los Altos del Golán, el resto de los árabes le escucharon con atención, pero sin la más mínima manifestación de entusiasmo. "Arafat está en apuros", comentó un analista cairota, "pero no hay que alarmarse, siempre lo ha estado y ahí lo tenemos: con más de un as en la mano, instalado en los libros de Historia".

La OLP trataba ayer de batallar en dos frentes: los integristas del movimiento islámico Hamás y sus simpatizantes de la guerrilla libanesa pro iraní Hezbolá, que ayer redoblaron su condena del acuerdo de paz, en Gaza y en la capital libanesal Beirut.

En la villa de Jabaliya, en plena franja de Gaza, los Halcones de Fatah, pertenecientes al principal grupo que sustenta a la OLP, mataron ayer a dos palestinos armados a los que acusaron de trabajar como "colaboracionistas" para el Ejército israelí. Los dos hombres armados de Al Fatah, que se declararon leales al presidente de la OLP, mataron a otros dos palestinos armados.

Por otro, Israel está tratando de capitalizar el acuerdo de Washington anunciando a los cuatro vientos que el proyecto de paz, incluso en su actual fase embrionaria, liquidará el aislamiento diplomático del Estado judío.

No se sabe exactamente si es el amplio rechazo árabe al proyecto de paz que implica increíbles concesiones palestinas o la necesidad de la OLP de matizar, por prudencia, el tono triunfalista tras el histórico pero todavía ambiguo acuerdo sellado en Washington, lo que van a pesar más en las decisiones de la OLP. Por un lado, Arafat parece haber tomado nota del nivel de hostilidad hacia el acuerdo. Por otro, era evidente que Arafat va a tener que tratar de impedir que en el sopor de, paz Israel aproveche para hacer nuevos amigos.

Resultados tangibles

El consejo de la OLP no podía ser mas claro: Hassan Asfur, uno de los arquitectos del proceso de paz declaró a la agencia Reuter en Túnez que los árabes no deben establecer relaciones diplomáticas con Israel mientras no se obtengan resultados tangibles; es decir, mientras el Ejército israelí no cumpla con la promesa de retirarse de Gaza y Jericó.

Arafat, por su parte, aseguró ayer que tiene la intención de visitar "dentro de diez o doce semanas" Gaza o Jericó tras el plan de autogobierno alcanzado con los israelíes.

Los mensajes de moderación lanzados por OLP en las últimas horas fueron ignorados en el Líbano y, por ende, en Siria. Mas de 8.000 militantes de Hezbolá salieron ayer a las calles de Beirut para atacar el acuerdo con la misma estridencia con que ha convertido a Irán en el más aguerrido enemigo de todo el proceso. Seis días después de la matanza de ocho manifestantes libaneses que coreaban consignas contra Israel y Arafat, poniéndolos en idéntico plano, Hezbolá reiteró que mantendrá su trinchera contra el acuerdo.

En Alejandría, el primer ministro israelí reclamó de los árabes hechos y no palabras para reforzar el actual proceso de paz desencadenado en la región. "Lo que necesitamos ahora son hechos y no palabras", dijo Rabin, quien añadió que es necesaria también la ayuda económica del mundo árabe "para aumentar el nivel de vida de los palestinos en los territorios".

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