'El hombre de los hielos' del Tirol sufrió graves heridas antes de morir
Congreso sobre la momia, de 5.300 años
El hombre de los hielos, la momia mejor conservada de Europa, que vivió hace 5.300 años en los Alpes tiroleses, sufrió graves heridas y fracturas dos meses o unas semanas antes de morir solitario en un lugar inaccesible de la montaña. Así lo asegura el coordinador de la investigación del hombre de Hauslabjoch, Konrad Spindler, en su libro El hombre en el hielo, que fue presentado durante el Simposio Internacional sobre Momias que terminó el viernes pasado en Innsbruck. Hoy hace dos años que una pareja de turistas alemanes efectuaron el que se considera el hallazgo del siglo en el glaciar de Hauslabjoch.Ötzi, el nombre popular de la momia, jamás será exhibido al público, porque las opiniones de los expertos coinciden en que ello significaría su destrucción y una pérdida incalculable para la ciencia del futuro, ya que hasta ahora sólo se conoce un 5% del potencial de información que pueden entregar los restos del hombre de la edad de piedra. El cadáver tiene la textura de un cuero semiflexible de color café, pesa 13,3 kilos y mide 160 centímetros de largo.
"Lo ideal", según Spindler, "es mantenerlo simulando las condiciones del glaciar" en el que estuvo atrapado durante miles de años, y lo más probable es que Útzi permanezca en la cámara fría, a seis grados bajo cero con un 75% de humedad, en el Instituto Anatómico de Innsbruck, donde se han instalado avanzadas alarmas electrónicas y hay una segunda cámara frigorífica de emergencia.
Fantasías sexuales
Ötzi, aparte de su interés científico, también ha inspirado fantasías propias de los tiempos modernos. Una mujer de Australia solicitó a los tutores de la momia ser inseminada artificialmente con los restos genéticos del cadáver. Después, una revista de homosexuales aseguró que tenían pruebas de que el hombre de los hielos era un homosexual prehistórico, porque se habían encontrado restos de semen en la cavidad anal.
También las teorías sobre la muerte misteriosa y dramática del desgraciado cazador de la edad de piedra han enfrentado a los expertos. Spindler, jefe de la investigación, asegura en su libro que Ötzi y la comunidad agrícola donde vivía fueron víctimas de "un violento ataque llevado a cabo por guerreros enernigos". El hombre, que tenía entonces alrededor de 35 años, sobrevivió herido y se convirtió en un fugitivo de la alta montaña. Allí, en su lucha por la supervivencia, comenzó a fabricar nuevas flechas que no alcanzó a terminar, comió su último bocado -un pedazo de carne seca de cabra-, lo sorprendieron la niebla y una tormenta de nieve y cayó exhausto para "dormirse profundamente", sin sentir siquiera la muerte fría.
Babelia
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