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Los 100 primeros años de la fotografía se revelan en Edimburgo

La impresionante colección de la compañía Gilman muestra un resumen de sus fondos

Andrés Fernández Rubio

"Muchas gracias por enviarme esas hermosas sombras... Lamenté la gradual desaparición de aquellas que me diste, en el verano". Esta carta fue escrita en 1834 por la cuñada de Henry Talbot, el inventor de la fotografía, y daba cuenta de los balbuceos de un arte que revolucionó la percepción visual del hombre. La compañía Gilman Paper expone hasta octubre en el Festival de Edimburgo un resumen, entre 1839 y 1939, de su colección, considerada la mejor del mundo. Abraham Lincoln; la niña que inspiró Alicia en el país de las maravillas; la mujer que inspiró a la duquesa de Guermantes; Óscar Wilde; Nube Roja; Nijinski... Las sombras convertidas en emocionantes documentos históricos.

La doble vida de las fotografías -en sí mismas, con su belleza o su expresividad o su brutalidad, y a través de la historia de su toma- se ilustra con un impresionante ejemplo de fotoperiodismo: cuatro negros cuelgan de un árbol, ahorcados, con las manos atadas; uno de ellos, con un cartel sobre el pecho que no consigue leerse.El contexto explica, ya desde el título y de forma fulminante, el terrorismo racial en América. Linchamiento, Russellville, Kentucky, 1908. La noche antes, un grupo de cien hombres blancos entró en la prisión local y exigió la entrega de cuatro presos detenidos por "disturbar la paz". Los linchadores les acusaban de ser "simpatizantes" de un negro que en legítima defensa había matado al granjero blanco para el que trabajaba. Virgil, Robert, Thomas y Joseph fueron llevados al pie de un cedro y linchados. El cartel decía: "Que esto sea una advertencia para vosotros, negros, para que dejéis en paz a los blancos si no queréis seguir el mismo camino

La exposición, organizada por el Metropolitan Museum de Nueva York, se divide en seis episodios que recorren los primeros cien años de la fotografía. Cuatro capítulos llegan hasta los años sesenta del siglo pasado, que Maria Morris Hambourg, conservadora fotográfica del Metropolitan Museum, considera la temprana madurez de este arte. Las dos últimas etapas reflejan el cambio de siglo y la plenitud de la fotografía, en el periodo de entreguerras. Las 253 imágenes expuestas se cuentan entre las más'importantes de las alrededor de 5.000 coleccionadas durante más de 20 años por el presidente de la compañía Gilman Paper, Howard Gilman.

The waking dream (El sueño que se despierta), título basado en un poema de John Keats, encuentra su metáfora en una de las primeras fotografías de la historia. Especimen botánico es una de las pruebas que, alrededor de 1835, Henry Talbot realizó colocando al sol un objeto sobre papel sensibilizado con sales de plata. Cuando el objeto se retiraba su silueta quedaba aprisonada en el papel.Daguerrotipos

La exposición incluye tanto los resultados del avance definitivo de Talbot -papel, una caja oscura y una lente- como ejemplos del experimento que por las mismas fechas Louis Daguerre estaba desarrollando en Francia y que dio lugar a los daguerrotipos. Esta especie de "fotografía metálica" sobre superficies preparadas llevó, al químico Gay-Lussac a definir el proceso como "el principio de un nuevo arte en una nueva civilización".

El fotógrafo más ilustre de los comienzos, Lewis Carroll, está representado por una de sus fotografías más conocidas, Alicia Liddell como la mendiga, de 1859, en la que su "amiga-niña ideal", de siete u ocho años, vestida de andrajos, mira desafiante al objetivo. Escritor, matemático y diácono, Carroll añadió a su biografía más de 3.000 negativos. Como el mundo de los adultos le ponía enfermo, entre sus fotografías aparecen muestras inimitables de tacto para expresar la infancia en imágenes. Carroll encantaba a sus pequeñas amigas -ya sea la Alicia que inspiró Alicia en el país de las maravillas como las hermanas MacDonald, primeras personas a las que leyó la obra- para conseguir que posaran como mínimo los cuarenta segundos que él consideraba necesarios para lograr una exposición satisfactoria.Monumentos en ruina

Nombres como John Dillwyin Llewelyn,Julla Margaret Cameron (con el conocido retrato de la madre de Virgina Woolf), Roger Fenton o Gustave le Gray mar can los primitivos movimientos de la fotografía. En Francia, en 1851, cinco fotógrafos pudieron ya demostrar el alcance del nuevo medio en un admirable propósito: fueron comisionados por el Gobierno para fotografiar el estado de conservación de los principales edificios históricos y detener la ruina de los más afectados.

El siglo XIX, siglo viajero, encuentra en la cámara un aliado insustituible para captar el exotismo de los países lejanos. Entre ellos, España, con las visiones, que Charles Clifford y Louis de Clercq dejaron alrededor de 1860 de Sevilla, Zaragoza, la cartuja de Miraflores o el gigantesco nogal de Carlos V en el monasterio de Yuste.

Egipto resume esas ansias de viaje con Maxime du Camp recorriendo el Nilo acompañado de Gustave Flaubert en 1849. Un hombre aparece sentado en el templo de Re sobre la cabeza de un coloso que surge mágicamentede entre una montaña de arena. En otra imagen, de Félix Teynard, un coloso y una esfinge mantienen un diálogo milenario en un paisaje del desierto.

Lincoln y su asesino

El 14 de abril de 1865, John Wilkes Booth disparó sobre Abraham. Linco1n en un teatro de Washington. En 24 horas, el servicio secreto tenía ya las fotografías del criminal y de dos de sus cómplices. Se imprimieron las imágenes en cientos de pasquines -uno de los cuales se puede ver en la exposición dedicada en Edimburgo a los 100 primeros años de la fotografía-, ofreciendo una recompensa de 100.000 dólares.Booth fue asesinado mientras trataba de huir del cerco policial. Otros cuatro conspiradores fueron detenidos, y se expone el documento periodístico de la ejecución de Mary Surratt, Lewis Paine, David Herold y George Atzerodt el 7 de julio de 1865. El día era muy caluroso y un parasol tapa a Mary Surratt, la primera mujer ahorcada de América.

En la fotografía de Abraham Lincoln que se exhibe, aparece un hombre de 51 años, en 1860, todavía no convertido en presidente y sin su característica barba.

La expansión de Estados Unidos queda reflejada en fotografías apasionantes o terribles. Nube Roja, jefe indio que ganó una campaña militar contra el ejército que trataba de exterminarlo, aparece orgulloso. En la cabeza, una pluma de águila dorada.

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