Izetbegovic no apoyará el plan de paz ante su Parlamento

El presidente de Bosnia, Alia Izetbegovic, regresó ayer a Sarajevo a la cabeza de la delegación que participó la semana pasada en Ginebra en las conversaciones de paz y convoco al Parlamento bosnio el próximo viernes para discutir el plan de paz acordado en Ginebra con los croatas y serbios de Bosnia bajo los auspicios de los mediadores internacionales, David Owen y Thorvald Stoltenberg. En unas declaraciones ante un grupo de periodistas poco después de su llegada a Sarajevo, Izetbegovic aseguró: "No apoyaré la aprobación del plan, aunque insistiré en que prosigan las negociaciones", que deberían reanudarse el próximo 30 de agosto. "Negociaciones o guerra, no hay una tercera vía", apostilló."A pesar de todo, a pesar de las enormes presiones, a pesar de la asombrosa pasividad internacional, hemos salvado Bosnia-Herzegovina", dijo Izetbegovic. "No estamos satisfechos con lo que nos han propuesto", siguió el presidente musulmán, y añadió: "La decisión no se tomará en Ginebra, sino aquí".

Horas antes, el segundo mando de una de la brigadas del Ejército musulmán que combate en la ciudad de Travnik, en Bosnia central, se había anticipado a las declaraciones de Izetbegovic: "Si el Gobierno decide aceptar el plan de paz habrá un golpe de Estado", declaró. Pero, más conciliador, añadió: "Me inclino a pensar que [el Gobierno bosnio] no aceptará el plan porque nunca antes ha habido problemas con el Gobierno y no veo porque deben producirse ahora".

Entre este marasmo de declaraciones por parte de musulmanes opuestos al plan propuesto en Ginebra, el secretario de Estado norteamericano, Warren Christopher, envió una carta a Izetbegovic en la que le promete la ayuda de Estados Unidos para poner en marcha la nueva república bosnia. Christopher añade que su país ofrece ayuda para la reconstrucción de Bosnia en el periodo de posguerra.

La última oferta de los mediadores internacionales prevé que Bosnia quede dividida en tres repúblicas. Los serbios -un 34% de la población antes de la guerra- conservarían un 52% del territorio de Bosnia, los musulmanes -42% de la población- recibirían un 30% del territorios y los croatas -el 17%- controlarían un 17% de la superficie.

Sarajevo quedaría temporalmente bajo control de las Naciones Unidas y Mostar, la capital de Herzegovina, sería administrada internamente por la Comunidad Europea.

Nuevos combates

Sobre el terreno, la publicación de los mapas en que quedará divida Bosnia-Herzegovina, ha desatado violentos combates en todas las zonas en las que una de las tres facciones debe ceder territorio.Según Radio Bosnia, ayer se registraba una ofensiva generalizada contra las ciudades de Doboj, Maglaj, Teslic y Tesanj, todas ellas situadas en la línea de demarcación entre la prevista república serbia y la musulmana en el valle del río Neretva. El mapa presentado en Ginebra sólo deja a los serbios de Bosnia una salida al Neretva en el sur de Herzegovina, mientras que musulmanes y croatas controlarán el resto del valle.

Los diputados del autoproclamado parlamento serbio de Bosnia, según declaraciones recogidas en Belgrado, insisten en que "no quieren, no pueden y no deben" aceptar ninguna frontera que no sea la que marca el río Neretva, al que consideran el "límite natural" de su futura república. Además, exigen una salida al mar "sin que importe quién, ni dónde propone y ofrece una solución final".

La ciudad de Brcko que se disputan croatas y serbios en el nordeste de la república, también vivió ayer intensos combates. Finalmente, croatas y musulmanes se enfrentaron de nuevo ayer en Mostar, la principal ciudad de Herzegovina, que los croatas pretenden convertir en capital de su nueva república en Bosnia.