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La ONU dice que la retirada serbia alivia el cerco de Sarajevo

Miguel Ángel Villena

Portavoces de Unprofor (Fuerza de Protección de la ONU) en Sarajevo manifestaron ayer que la retirada de los serbios del monte Igman ha aliviado el cerco de la capital bosnia. Pero estas declaraciones, realizadas de cara a las negociaciones de Ginebra, contrastan con los sufrimientos de una población aislada, bombardeada y que no dispone ni de luz ni de agua. Mientras la Armija, Ejército de mayoría musulmana fiel al Gobierno de Sarajevo, comienza a ver cortados los suministros de armas que entraban por el monte Igman, el embajador de Estados Unidos en Bosnia-Herzegovina, Víctor Jakovic, se entrevistó ayer con el vicepresidente bosnio, Ejup Ganic, para instarle a que su Gobierno firme un acuerdo de paz en Ginebra.La situación de Sarajevo se ha convertido en una discusión semántica para las fuerzas de Unprofor. Su portavoz, Barry Frewer, comentó ayer que la capital bosnia se halla rodeada y envuelta, pero no sitiada. Otro oficial de Unprofor comentó en privado con ironía que no es lo mismo estar rodeado de vacas en un prado que del Ejército serbio-bosnio en las colinas de Sarajevo. Las declaraciones de Frewer, en las que se negó a considerar sitiada la capital de Bosnia, indignaron al vicepresidente musulmán. Ejup Ganic declaró persona non grata al portavoz de la Unprofor.

Los últimos 200 soldados serbios que aún permanecían en el monte Igman a la espera de los camiones que los transporan fuera del área desmilitarizada, empezaron a abandonar el lugar a pie, según confirmó Frewer anoche. Así, Unprofor da por concluida la operación de repliegue.

La pérdida de este estratégico monte, que domina una de las principales vías de acceso a Sarajevo, ha significado para los musulmanes un grave revés militar. La ruta a través de Igman suponía la principal entrada de armas y de abastecimiento para las tropas de la Armija que defienden la capital de Bosnia. Con una cadena de mando que no funciona y con la proliferación de jefecillos militares en las distintas regiones bosnias, el Ejército musulmán agota sus reservas. El embargo de armas decretado por las Naciones Unidas pesa como una losa sobre las fuerzas que obedecen al presidente Alia Izetbegovic.

Presión de Estados Unidos

En un escalón más de las presiones de la Administración estadounidense para que los musulmanes acepten la partición del país, el embajador Víctor Jakovic se reunió ayer con el vicepresidente y representante del ala más dura del Gobierno, Ejup Ganic. Según fuentes diplomáticas, Jakovic prometió a los musulmanes una sustancial ayuda económica para reconstruir el país si Izetbegovic estampa su firma en Ginebra en los próximos días.

A pesar de la semántica de Unprofor sobre el cerco de Sarajevo, la inmensa mayoría de los convoyes humanitarios sólo pueden llegar por vía área y no suelen pasar de una docena los aviones que aterrizan diariamente en un aeropuerto rodeado por los milicianos serbios. Los combates en Bosnia central entre croatas y musulmanes impiden la escolta de convoyes por el corredor del Neretva, que controlan los cascos azules españoles.

Pero además, las enormes dificultades para atravesar la zona norte de Bosnia, dominada por los serbios, convierte en una tarea casi imposible la llegada de convoyes con alimentos y medicinas desde Belgrado, la capital de Serbia.

En su política del palo y de la zanahoria, los serbios sólo utilizan durante estos días a sus francotiradores y a sus armas ligeras para mantener a raya a Sarajevo sin recurrir a unos bombardeos que podrían enfadar de nuevo a los negociadores de Ginebra. Sin embargo, en el norte de Bosnia serbios y musulmanes denunciaron provocaciones mutuas en Brcko, Gradacac, Zavidovici y Kladanj.

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