¿Qué significa ser francés?
'Les visiteurs', una película francesa, supera los 10 millones de espectadores en su país
Cuando una película logra atraer a 10 millones de espectadores, cuando éstos copian expresiones y gestos vistos en la pantalla, el éxito comercial se transforma en fenómeno social. Eso es lo que está ocurriendo en Francia con Les visiteurs, una comedia de Jean-Marie Poiré estrenada hace meses. De. pronto, en la calle, nadie se refiere a su voiture (coche) sino a su charriotte; los blacks del argot joven se transforman en sarrasins (sarracenos) y el lenguaje coloquial se trufa de giros medievales. La publicidad de los bonos Balladur se hace utilizando la música de la película e incluso el anuncio televisivo de un dentífrico se sirve de la dentadura cariada de uno de los protagonistas para reforzar su mensaje de eficacia. Les visiteurs, la película más taquillera de la historia del cine en Francia, ha conseguido todo esto y más.¿Cuál es la historia de Les visiteurs? Se trata de un viaje al futuro del caballero Godefroy de Montmirail y su escudero, Jacquoille la Fripoullle, dos tipos que sobrevivían en el siglo IX pero que, debido a un error del brujo local, aterrizan en pleno siglo XX. Su estupor ante los coches, teléfonos, inodoros, pasta dental o la electricidad da pie a una serie de chistes, unos mejores que otros, y a una reflexión implícita sobre la historia del país y su identidad.
Porque Godefroy y Jacquouille se encuentran con sus descendientes, con sus iguales, 11 siglos después. El noble verá cómo su castillo y sus posesiones se han transformado en hotel de lujo y la condesa de Montmirail ha quedado reducida a la condición de aristócrata residual y cómica. El pobre Jacquoille es, 1.100 años después, un emprendedor hotelero, endeudado pero ambicioso.
Cuando el filme llega a su fin, Godefroy encuentra la manera de retornar al pasado, a la época en que sus derechos eran respetados, en que los señores eran amos y los siervos esclavos. Pero el escudero logra escapar. En la Francia del siglo XX ha descubierto que en 1789 hubo una revolución y que a los nobles les cortaron la cabeza. Y Jacquoille no está dispuesto a esperar tanto tiempo cuándo el azar le ha trasladado a una época en que él tiene derecho a la propiedad y a las cartas de crédito.
El escudero se moderniza a toda marcha, el señor no se desmedievaliza jamás. Jacquoille logra enviar al siglo IX a su álter ego y quedarse él en el. recién descubierto paraíso del confort y la libertad.
El petróleo del siglo XXI
Para el productor, Alain Terzian, la película entronca con "nuestra tradición de cine popular, la gran comedia a la francesa que alía calidad, exigencia y talento". Terzian no ha querido vender los derechos a los norteamericanos, que parecían dispuestos a comprarlos a cambio de impedir el estreno de Les visiteurs en Estados Unidos y rodar ellos una versión con actores norteamericanos.Terzian piensa en Les visiteurs 2 y quiere explotar él el éxito: "Ninguna película norteamericana ha logrado hacer nunca 10 millones de entradas en Francia. Eso prueba que el público prefiere las obras rodadas en su idioma y que corresponden a sus deseos y necesidades de diversión y calidad. Hay que luchar para que las negociaciones del GATT contemplen la especificidad cultural del cine. Es vital. El audiovisual es el petróleo del siglo XXI".
En cualquier caso, Terzian, con Les visiteurs, ha encontrado un yacimiento que aún no se ha agotado. En París, su película ha superado ya los 2.250.000 espectadores, y la que la sigue, Arma letal 3, fuera de cartel ya, se quedó en 848.521.
Para Christian Clavier, protagonista y coguionista, "no hay receta para el éxito. Cuando escribimos el guión lo hicimos escena por escena, sin un plan preestablecido, siguiendo la lógica de los personajes". El tándem Clavier-Poré es autor también de un vodevil extraordinario -Le Père Noël est une ordure- y una versión teatro de boulevard de Le silence de la mer, titulada Papy fait de la Résistance.
Para Poiré, el éxito de su última película "debe servir para invertir esa tendencia de la producción francesa que hace más fácil encontrar dinero para rodar algo con coartada cultural que un proyecto abiertamente popular. Godard y Pialat deben existir, así como su público, gracias a los grandes triunfos populares, y no al revés. Eso es desorientar al espectador y a los inversores".
Lo cierto es que Les visiteurs no parten de una idea especialmente original. Mark Twain jugó con ella y, recientemente el neozelandés Vincent Ward envió a payeses escoceses del siglo X al Auckland contemporáneo. Pero no era una comedia, sino un sofisticado intento de ciencia-ficción.
En realidad, a lo que más se parece la cinta de Poiré es a Retorno al futuro. Zemeckis jugó con la identidad y la mitología norteamericana, con la conquista del Oeste o los primeros éxitos del rock.
Poiré no tiene por qué conformarse con un pasado de 150 años. Y los espectadores salen de la sala satisfechos de identificar los giros medievalescos del idioma, de saberse hijos de la Revolución de 1789 y, en definitiva, de ser franceses.
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