Las tropas libanesas vigilan los enclaves de Hezbolá en el sur del país
El Ejército de Líbano comenzó ayer a patrullar por el sur del país para controlar los movimientos de la guerrilla proiraní de Hezbolá, cuyos ataques contra el norte de Israel y la llamada zona de seguridad establecida por Israel en el sur libanés provocaron la semana pasada una dura respuesta del Gobierno israelí: siete días de bombardeos que mataron a 130 personas y destruyeron 120 aldeas. El Gobierno beirutí ha comenzado, con ayuda de las tropas de la ONU desplegadas en el área, la reconstrucción de las localidades arrasadas.
Las patrullas libanesas vigilan con especial cuidado el área de lqlim al Tufá, un bastión de Hezbolá destruido por los ataques israelíes. Las tropas han confiscado docenas de armas ligeras a militantes de Hezbolá y de otras guerrillas, después de que el Gobierno resucitara un viejo decreto que cancela todos los permisos de. armas en el país.A pesar de ello, el primer ministro libanés, Rafik al Hariri, ha negado que este despliegue se dirija específicamente contra Hezbolá y ha indicado que la guerrilla sólo podrá desmantelarse cuando las tropas israelíes se retiren definitivamente de suelo libanés.
Fuentes diplomáticas aseguran que Líbano está aprovechando el ataque israelí para reforzar el papel de su propio Ejército. "Las fuerzas armadas están patrullando para salvaguardar las propiedades de la gente y para evitar que se extienda el caos", declaraban ayer fuentes militares libanesas.
Las fuerzas de pacificación de las Naciones Unidas desplegadas en el sur del país ayudaban ayer a retirar escombros mientras un convoy de camiones del Ejército repartía medicamentos entre la población afectada por los bombardeos. El Gobierno libanés ha pedido a los países árabes ayuda económica para reconstruir las 30.000 viviendas dañadas por la ofensiva israelí.
El Gabinete de Al Hariri y la ONU estudian el despliegue permanente de unidades libanesas en el territorio vigilado por los cascos azules para proteger las poblaciones situadas al norte de la autoproclamada zona de seguridad israelí. El Gobierno hebreo se oponía anteriormente a que los' libaneses asumieran el control de esta zona, pero hoy ha cambiado de planteamiento.
Al otro lado de la frontera, las poblaciones del norte de Israel también se recuperan de las consecuencias de los ataques de Hezbolá. A la localidad de Kyriat Shmona comienzan a retornar con cuentagotas los 16.000 habitantes que huyeron, de un total de 20.000, de los cohetes katiushas lanzados por Hezbolá, informa
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