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EL NUEVO ORDEN MONETARIO

La reforma del SME desvirtúa Máastricht

Lluís Bassets

La decisión adoptada por los ministros de Economía y Finanzas de los Doce el pasado fin de semana de ampliar las bandas de fluctuación de las monedas hasta el 15% funcionó. Los especuladores, desconcertados, no se atrevieron a lanzar ataques demasiado intensos. Sin embargo, frente a los avances en el control de los especuladores, un creciente clima de desasosiego se fue generando ayer en Bruselas a medida que se iba tomando conciencia de las dificultades que el nuevo modelo del SME va a significar para la aplicación de la Política Agrícola Común (PAC) y el logro de la Unión Económica.

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No tan sólo la aplicación del Tratado de Maastricht, sino los fundamentos de la actual Comunidad Europea, y concretamente el mercado interior y la Política Agrícola Común (PAC) -cuyo sistema de pagos y subvenciones está referenciado al ecu-, están amenazados tras la ampliación de la banda de flotación de las monedas, según explicó ayer el comisario de Finanzas de la Comisión, Henning Cristophersen, en conferencia de prensa.Cristophersen anunció que sigue en pie el calendario de Maastricht, pero reconoció que el espíritu de la UEM (Unión Económica y Monetaria) ha quedado comprometido, y anunció. dificultades en el presupuesto de la CE y en el mantenimiento del espacio comercial sin fronteras europeo si se produce, como es de temer, una escalada de devaluaciones competitivas y una "renacionalización" de políticas económicas y comerciales.

El comisario anunció también la celebración de una reunión urgente de la Comisión para. evaluar la situación el próximo viernes. Asistirá el presidente de la Comisión, Jacques Delors, que se . hallaba de vacaciones intentando recuperarse de su afección de ciática.

Distorsiones

La Comisión deberá ocuparse especialmente de las distorsiones ocasionadas por la flotación en los mecanismos de compensación monetaria dentro de la CE, principalmente en la PAC, cuyo sistema de pagos y subvenciones puede sufrir graves. alteraciones por la ampliación de las bandas de fluctuación entre monedas., La flotación puede conducir a los países en recesión a súbitas bajadas de los tipos de interés, que tendrán un doble efecto: de una parte, estimular la inversión privada y por tanto la recuperación pero, del otro, dejar caer la moneda para hacerla más competitiva en el comercio exterior, con efectos también reactivadores, pero de resultados devastadores para la CE. Los. ingresos del presupuesto comunitario pueden disminuir y, a la vez, pueden aumentar los gastos sólo como resultado de las fluctuaciones.Cristophersen anunció la puesta en marcha de un mecanismo de vigilancia agromonetaria que llevará a la revisión mensual de los precios de referencia (fijados anualmente para la intervención agraria, es decir, fundamentalmente para las compras de excedentes) y a un sistema de vigilancia cada 72 horas, destinado a evitar que aparezcan desviaciones presupuestarias de imposible corrección. "Esperamos que los Estados socios nos prestarán su auxilio", añadió con. cierta angustia. Cristophersen calificó de "inevitable" la ampliación de la banda de fluctuación. "Todos encontraron lamentable tener que tomar esta decisión", añadió. Tras asegurar que "no hay que buscar culpables", se sumó a las filas de quienes atribuyen los orígenes de la crisis a los altos tipos de interés alemanes.

El comisario se refirió también a "la incapacidad de los países participantes de bajar los tipos de interés a una velocidad suficiente", tal como se había preconizado en la Cumbre de Copenhague el pasado junio, y dijo que "era imposible hacerlo sistemáticamente en razón de las circunstancias alemanas y de la unificación". En la misma línea de argumentación, aseguró que la solución, descartada, de dejar fuera del SME al marco alemán, propugnada por Delors, era la más sencilla.

El responsable de Finanzas de la Comisión apuntó el próximo programa de trabajo: los Doce revisarán el acuerdo de flotación en la banda del 15% en un Consejo de Ministros que se celebrará antes del 1 de enero de 1994.

Dicho Consejo es el previsto por el Tratado de Maastricht -que en aquel momento habrá ya entrado en vigor- para realizar la última evaluación de la convergencia económica y monetaria antes de entrar en la segunda fase de la Unión Económica y Monetaria, en la que debe ponerse en marcha el IME (Instituto Monetario Europeo), organismo preparatorio del banco central europeo y de la moneda única. "Todos los Estados miembros participarán en la segunda fase, ninguna duda hay sobre ello", aseguró el comisario.

El camino creado por el Tratado para llegar hasta el ecu, por más que ahora aparezca como una vía muerta, es el que tomarán formalmente los Doce para proseguir la cooperación en la fase de flotación actual.

Si se hacen realidad los propósitos de Cristophersen, y del comunicado de los Doce, en enero puede existir el Instituto Monetario Europeo con un presidente instalado en su sede y las divisas encontrarse en plena guerra de depreciaciones competitivas y de destrucción del mercado interior. Si tal es el caso, el Tratado de Maastricht habrá muerto justo en el momento de su aplicación y entrada en vigor.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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