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Los dueños del Café de Chinitas denuncian al ayuntamiento por el cierre

Los pies descalzos de la Chunga no pisan el tablao del Café de Chinitas desde el jueves pasado. El local heredero de uno del mismo nombre -un café cantante malagueño del siglo pasado- abierto desde 1970, ha echado el cierre por orden municipal: fue precintado por exceso de ruidos, debido a las denuncias de los dueños del palacete del siglo XVIII donde está ubicado el café, que son Pitita Ridruejo y su marido, José Manuel Stilianopulos.El portavoz de los propietarios del negocio, Javier Sánchez Ocaña, promete guerra ante esta decisión municipal: "El Ayuntamiento nos pide que hagamos obras de aislamiento y los propietarios se niegan a que las realicemos. Nuestra indefensión es total", asegura. Antes de que llegase el funcionario de la Junta de Centro con la orden de precinto firmada por la concejal María Antonia Suárez, los propietarios habían presentado una demanda contra el Ayuntamiento por la vía contencioso-administrativa. Los únicos vecinos de la casa son la familia Stilianopulos.

El restaurante espectáculo tiene 49 empleados y paga una renta global de 80.000 pesetas mensuales a los dueños, según el portavoz. El sonido se limita a las guitarras, las palmas y el cante.

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