En el viejo Salzburgo se respiran aires nuevos
El célebre festival austriaco comienza a abandonar sus lastres elitistas y conservadores
Las reformas del festival de Salzburgo están en marcha, y su director, Gerard Mortier, ha demostrado con el innovador programa de este año que está dispuesto a cambiar ciertas reglas sacrosantas de un festival, en el pasado elitista, y dirigido a un público muy conservador, que siempre espera asistir a una programación de corte tradicional. Las nuevas tendencias que ahora asoman en Salzburgo y que, sin ser revolucionarias, muestran claramente un cambio de estilo, disgustan a un sector del público adicto, pero atraen a otro público nuevo, más joven y. alternativo.
Las empresas multinacionales que obtienen sus mejores grabaciones para los discos compactos tampoco están demasiado satisfechas con los nuevos aires que Mortier ha traído al festival, que esta temporada incluyó en el programa las óperas barrocas del compositor italiano Claudio Monteverdi, las primeras óperas de la historia, auténticas joyas musicales que, evidentemente, no son de consumo masivo, sino altamente selectivo.Por su parte, el programa de conciertos durante este verano se ha modernizado. Lorin Maazel dirigió la Sinfonía número 2 de Gustav Mahler, y Claudio Abbado conducirá la Quinta sinfonía de Anton Bruckner. Este verano se presenta además un ciclo de música húngara que abarca desde la obra de Bela Bartok hasta la de Zoltan Kodaly.En el campo de la ópera y el teatro, Mortier invitó a una nueva generación de directores y escenógrafos, que debutan este año en el festival de Salzburgo, como son el norteamericano Peter Sellars, que es el realizador de la puesta en escena de la tragedia griega Los persas, de Esquilo. En el ciclo dedicado al teatro de William Shakespeare debutó este año como realizadora la joven británica Deborah Warner, con una versión de Corialano, además de Herbert Wermicke, que es el autor del montaje de la ópera Orfeo, de Monteverdi.
Stein y Strauss
El festival de Salzburgo ha. ofrecido esta temporada un 30% más de producciones teatrales que en años anteriores. Peter Stein, encargado en Salzburgo del programa de teatro, asegura que, a pesar de las barreras del lenguaje, estas producciones atraerán a un público diferente al adicional.Además del ciclo William Shakespeare, la obra de teatro clave en la temporada de este año es sin duda El equilibrio, del autor alemán Botho Strauss, puesta en escena por Luc Bondy. Es un drama personalísimo, situado en la Alemania recién reunificada, que cuenta la historia de Lilly Groth, interpretada por Jutta Lampe, en Berlín, durante el verano de 1992. Lilly Groth está insatisfecha con su vida, en la que predomina el miedo a los cambios acaecidos después de la reunificación alemana y cuando la promesa del milagro económico ha muerto. En esta "primera vida" de la heroína sólo,hay frustraciones, una insoportable cotidianidad llena de aburrimiento y de fijaciones ideológicas.
Después de un año de ausencia regresa a casa su esposo, Christoph, interpretado por Martin Benrath. Christoph asistió a un seminario durante un ano en una universidad de Australia para perfeccionarse en su especialidad de experto en historia económica de Alemania. Durante ese tiempo se convirtió al budismo zen, lo que hace aún más complicado el reencuentro entro la pareja. Christoph le enseña a su esposa el arte del tiro al arco, con tan mala suerte que la hiere gravemente. Lilly grita en medio de su dolor el nombre del hombre que realmente ama, un músico llamado Jacques le Coeur. La mujer herida dice que para llegar al equilibrio del alma "hay que llevar una segunda vida, no una segunda vida después de la primera, sino una segunda al lado de la primera".
El director Luc Bondy asegura que el autor del drama, Botho Strauss, transmite en El equilibrio el doble ambiente de euforia y tragedia producido en Berlín durante los días de la reunificación. "Afortunadamente, Botho Strauss es un ecléctico, porque oscila desde los estilos tradicionales hasta el de las tiras de comics y es capaz de mezclarlos sin forzamiento", afirma Luc Bondy.
El estreno de un nuevo montaje de la ópera barroca italiana Orfeo, una de las más famosas de Monteverdi y una de las primeras que se compusieron de la historia de la música, ha sido una de las producciones más originales y de mayor autenticidad en el festival y se merece un capítulo aparte dentro de este recuento. La razón de dedicar este año un ciclo a Monteverdi va más allá de la conmemoración de los 350 años de su muerte, pues sus obras nos permiten regresar a la misma raíz de la ópera.
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