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¿Por que voy a Sarajevo?

Adam Michnik

Me obliga a dar ese paso un indescriptible sentimiento de incapacidad y desesperanza,. Sé que mi gesto, una especie de grito de desesperación, no tendrá el menor valor práctico. Pero creo aún menos en la eficacia del silencio nacido también de la desesperación. Recientemente hemos publicado en nuestro diario tres monólogos: de un serbio, de un croata y de un musulmán, de los representantes de los tres pueblos que parecen odiarse a muerte. Son tres víctimas de una guerra absurda que tratan de justificar, de encontrar una explicación para lo que no tiene justificación ni explicación alguna. ¿Qué sentido tiene la cruel guerra de los Balcanes? O, mejor dicho, ¿cuáles son los absurdos que se han impuesto en esa región?La primera de las absurdas causas son las convulsiones del régimen comunista que agoniza en Serbia. Allí la doctrina del internacionalismo ha sido sustituida por la ideología de la gran Serbia y de la creación de un Estado étnicamente puro. La consecuencia de esa ideología la vemos a diario en los asesinatos que se repiten una y otra vez, y en el río de sangre que corre por la antigua Yugoslavia.

La segunda causa radica en que la ideología nacionalista es tan contagiosa como la peste. Encuentra fácilmente a agentes que portan sin escrúpulos el mortífero virus. Fue así como apareció la consigna de "Croacia para los croatas", seguida de nuevas limpiezas étnicas. Fue también así como surgió en Bosnia la idea de la dominación musulmana y de la hermandad religiosa. Víctimas de todas esas consignas e ideas son los habitantes de la antigua Yugoslavia.

La tercera causa son los litigios en tomo a la delimitación de las fronteras, litigios que parecían olvidados, pero que siguen ahí tan potentes como en un remoto pasado. Las víctimas de los antiguos de hace más de medio siglo y anteriores parecen resucitar para empuñar una vez más las armas y sembrar la muerte. Se levantan de sus tumbas las víctimas de la II Guerra Mundial y vuelve a la actualidad el conflicto de los combatientes croatas ustachis con los chetnik de Serbia. Toda la comunidad yugoslava piensa únicamente en el pasado y en la revancha. El futuro se ha convertido para ella en una masa amorfa, impregnada de sangre.

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No hay que olvidar que la guerra de Yugoslavia empezó por las palabras. Antes de que hablasen los cañones y fusiles, muchos fuero n los hombres que en artículos de prensa y programas de: televisión fueron difamados y destruidos. La imagen del serbio fue despojada de todo rasgo humano para presentar a un bárbaro sin escrúpulos. El croata también dejó de ser identificado como un ser humano, porque se le puso la etiqueta de miembro de una tribu criminal. Para los musulmanes, unos y otros empezaron a ser los representantes del cristianismo europeo ansioso de vengarse' de los fieles del islam. A su vez, los musulmanes empezaron a ser definidos como una singular quinta columna de los integristas islámicos en el Viejo Continente.

Para la Europa de la época de Maastricht, la guerra de los Balcanes es algo así como la guerra civil española en los años treinta, porque es una gran advertencia. La guerra española fue el preámbulo de la terrible matanza que supuso muy poco después la II Guerra Mundial. ¿De qué nos advierte hoy la guerra de Yugoslavia? ¿Nos permitirá recuperar el buen juicio o será el primer acto de desgracias aún mayores? En Sarajevo, ciudad de muchas naciones, culturas y religiones, está triunfando el espíritu del odio tribal. La esperanza, la fe y el amor están siendo derrotados.

La guerra de Yugoslavia comenzó por las palabras. ¿Podrán acabar con ella las palabras de los participantes desarmados de nuestro convoy en pro de la paz?

Adam Michnik director del diario Gazeta Myborcza, partió ayer, 29 de julio, hacia Sarajevo en una caravana de 200 intelectuales polacos que llevan ayuda humanitaria a la capital de Bosnia.

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