Yeltsin destituye por corrupción e incompetencia al ministro de Seguridad
El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, quiso demostrar ayer a sus irritados conciudadanos que es capaz de tomar decisiones expeditivas y destituyó al ministro de Seguridad, Victor Baránnikov, acusándole de corrupción y responsabilizándole por el abandono del que han sido objeto las tropas fronterizas rusas en Tayikistán.
El jefe del Parlamento, Ruslán Jasbulátov, que aprovechó políticamente la torpe reforma monetaria del pasado fin de semana, emprendió una nueva ofensiva contra Yeltsin y anunció que convocará una sesión extraordinaria del Sóviet Supremo para restituirle el puesto al ministro. De acuerdo con la Constitución, el presidente no necesita la aprobación parlamentaria para cesar a los ministros.Yeltsin informó ayer a los dirigentes del Ministerio de la Seguridad (la institución heredera del KGB de la URSS) que había firmado un decreto de cese de Baránnikov por "falta de ética personal" y serios fallos en el trabajo, entre, ellos en la dirección de las tropas fronterizas, según un comunicado del servicio de prensa presidencial.
"A ningún cargo le está permitido utilizar los servicios de las estructuras comerciales y de otro tipo para organizar los viajes de parientes próximos al extranjero y cosas semejantes", manifestó Yeltsin, en lo que parece una señal dirigida a quienes le acusan de no atajar la corrupción en las instancias oficiales. Según la agencia Itar-Tass, una comisión especial estudiará las circunstancias que han sido motivo del cese de Baránnikov. El ex ministro tiene 53 años y en 1988, cuando comenzó el conflicto armenio-azerbaiyano por el Alto Karabaj, era primer viceministro del Interior de Azerbaiyán. Baránnikov era considerado un hombre muy próximo a Yeltsin.
Conflicto de Tayikistán
El presidente ruso no mencionó explícitamente a Tayikistán, según la nota de cese difundida por la agencia Itar-Tass, pero la relación resulta clara, ya que el 13 de julio, más de 20 guardias fronterizos rusos resultaron muertos en un ataque perpetrado por la oposición tayika desde territorio de Afganistán. El pasado lunes, Yeltsin criticó a Baránnikov en una reunión del Consejo de Seguridad de Rusia dedicada a la situación de las tropas fronterizas rusas en aquella república asiática.
La agitación provocada por la brusca reforma monetaria del fin de semana se fue calmando ayer tras las correcciones introducidas por el presidente Yeltsin, aunque Jasbulátov trataba de seguir sacando partido a la torpeza cometida por el Gobierno y pedía que se anulara totalmente la reforma. El líder parlamentario acusó al Ministerio de Finanzas, que dirige Borís Fiódorov, de bloquear la distribución de créditos ya concedidos por el Banco Central de Rusia. Fiódorov parece perfilarse como la próxima figura reformista que será blanco de los ataques del Parlamento. Esta institución ha dado luz verde para el procesamiento del viceprImer ministro VIadímir Shumeiko. Las duras normas impuestas por el Banco Central el sábado para cambiar los rublos viejos por otros nuevos, parecen haber gozado inicialmente de un amplio consenso -explícito o implícito- en el equipo gubernamental, independientemente de los distanciamientos posteriores.
Los observadores políticos trataban ayer de dilucidar el grado de aquiescencia y apoyo inicial para la reforma monetaria. El jefe del Gobierno, Víctor Chernomirdin, manifestó que el cambio de billetes planeado estaba dirigido sobre todo a evitar la entrada en Rusia de rublos procedentes del Báltico y de otros países de la antigua Unión Soviética.
El presidente del Banco Central de Rusia, Víctor Gerashchenko, manifestó ayer, sin personificar, que la "alta dirección" y el Gobierno conocían con anterioridad la medida monetaria, mediante la cual se planeaba eliminar de la circulación 1, 1 billones de rublos (aproximadamente 11.000 millones de pesetas).
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