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LAS VENTAS

Miguel Rodríguez vuelve a brillar

Miguel Rodríguez, que repetía tras su reciente triunfo en este coso, sigue pegando aldabonazos a las puertas de la gloria y, pese a no cortar orejas, volvió a brillar y a aumentar su crédito ante el sanedrín venteño. Ya parece bastar de pruebas veraniegas con un chaval que sólo con la desnudez de sus armas táuricas, y desde la zahurda de la fiesta, se ha ganado a pulso un lugar al calor de los privilegiados, amos en exclusiva de las divisas cómodas y las facilidades de todo tipo.Rodríguez exprimió al máximo las escasas embestidas de su primer toro, seriesísimo, enmorrillado y badanudo como todos, pero cuyas escasas fuerzas se agotaron pronto. No obstante le dio tiempo a labrar algunos muletazos en bronce que rayaron la perfección. El tercero, colorao, salpicao y careto, saltó de forma espectacular e inesperada al callejón produciendo una estampida de carreras y sustos. Allí entregó también sus fuerzas y Rodríguez de nuevo solo pudo alborear cortas tandas obligándole mucho a base de cruzarse.

Laguna / Rodriguez, Jiménez

Cinco toros de La Laguna, excelentemente presentados, flojos y manejables excepto 6º, manso, peligroso e inválido, que se echó durante la faena de muleta y al que hubo que apuntillar. 5º sobrero de El Sierro (en sustitución de uno del hierro titular devuelto por inválido), descastado y peligrosísimo.Miguel Rodríguez: fuerte ovación en los tres. Mariano Jiménez: algunas palmas, palmas y silencio. Plaza de Las Ventas, 25 de julio. Un tercio de entrada.

Con el marrajón quinto, un furibundo e insondable bicorne que se rajaba a chorros, oprimió el corazón de todos los espectadores por la forma en que se jugó la vida sin trampa ni cartón. El coletudo, que también destacó veroniqueando y con los rehiletes, dejó en el ambiente un perfume de inmensa torería y ganó el mano a mano a los puntos.

Sin acoplarse

Porque Mariano Jiménez, sin desmerecer en los flojos segundo y cuarto, no llegó a acoplarse con percal, palitroques o sarga, a pesar de sus valentones intentos, que prodigó hasta de hinojos. Con el galafatón sexto llegó el turno del usía, Marcelino Moronta, quien tal vez celoso del protagonismo de Rodríguez, aprovechó su oportunidad para montar un gran escándalo al no devolver a ese animal cuya invalidez veían hasta los ciegos.Moronta, erre que erre e inasequible al deasliento, no cumplió con su cometido de defender los intereses de la afición y lo mantuvo en la arena. Pero el que no se mantuvo fue el bicho, al que hubo que apuntillar al inicio del último tercio, dejando corrida, abroncada y en ridículo a esa teórica autoridad.

Por otra parte, en la novillada nocturna celebrada anteayer sábado también en Las Ventas cortaron oreja Pepe Luis Gallego y Rodolfo Núñez, mientras que el debutante Alberto Elvira tuvo silencio en su lote. Lidiaron novillos con casta y presencia de Baltasar Ibán.

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