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Entrevista:

"EL Siglo XXI comienza con el sitio de Sarajevo"

Alfonso Armada

ENVIADO ESPECIALA sus 60 años, Susan Sontag, autora de La enfermedad y sus metáforas, Sobre la fotografía y Contra la interpretación, ha decidido convertirse por cinco semanas en paisaje de Sarajevo, la capital de Bosnia-Herzegovina, un país sometido desde hace casi 500 días a un implacable cerco por los radicales serbios instigados desde Belgrado. Directora de cine y de teatro, novelista y ensayista, sus reflexiones sobre la fotografía, la política, la escritura o la mujer forman parte del más lúcido pensamiento estadounidense de este siglo. Su coraje moral la ha llevado a Sarajevo para montar una obra de teatro. La elección de la pieza, como la decisión de volver por segunda vez al Sarajevo bajo las bombas, fue suya: Esperando a Godot, de Samuel Beckett. Como Godot, los habitantes de Sarajevo han esperado en vano a una Europa y una intervención extranjera que nunca llegó. La obra podrá verse a finales del próximo mes de agosto en un teatro de Sarajevo, ciudad en la que, según Susan Sontag, "empezó y terminará el siglo XXII.

Pregunta. ¿A qué obedecen sus dos visitas a Sarajevo desde que se inicio el sitio?

Respuesta. La primera vez que estuve fue el pasado mes de abril, instigada por mi hijo, David Rieff, que está escribiendo un libro sobre la guerra en Bosnia. Antes, ya me sentía implicada en lo que ocurría aquí, con mi propio sentido del horror y de la indignación. Tengo que decir que nunca había pensado ir a Sarajevo, porque no sabia qué hacer. ¿Qué puedes hacer en Sarajevo si no eres un periodista o un trabajador de una organización humanitaria? Porque nunca he tenido fantasías de ser un casco azul de la ONU. Entonces pasé aquí dos semanas y fue una experiencia extraordinaria. Lo que te impresiona de Sarajevo -aparte del sufrimiento de la gente- es que aquí puedes establecer una conexión muy fuerte con los bosnios y con ideales de Bosnia, que debería poder ser un país. Después busqué una razón para volver a Sarajevo y pasar una temporada haciendo algo moralmente decente. En mi primera visita me encontré con gente del teatro y les pregunté si querrían que volviera para trabajar con ellos durante un tiempo. Me dijeron que sí. La obra me vino a la cabeza sin darle demasiadas vueltas: Esperando a Godot.

P. ¿Por qué Esperando a Godot en Sarajevo?

R. Porque tiene una obvia resonancia, que no necesita ser explicada. Todo el mundo sonríe cuando lo cuentas. La gente yendo hacia la muerte mientras, día tras día, espera por algo que no llega nunca. La gente que, con un humor salvaje, se refiere a la vida y a la situación en la que se encuentra, sin esperanza, pero que a pesar de ello siguen adelante. Difícilmente podría encontrarse una obra con mayor resonancia. Y no sólo por su carga simbólica. La segunda razón para montar Esperando a Godot es porque se trata de una pieza de cámara. Me gustaría montar una obra de Shakespeare, pero es imposible hacer un Shakespeare en un escenario diminuto, con luz de velas y en un teatro que puede ser bombardeado en el próximo minuto. De hecho voy a situar al público en el escenario, porque es más seguro que el patio de butacas. El teatro tiene algunos impactos en el techo, y el otro día, cuando me encontraba allí, cayó un proyectil de mortero junto al edificio y las paredes vibraron. Así que no voy a poner al público en peligro.

P. ¿Cuál es el significado de esta ciudad a finales del siglo XX?

R. Creo que el siglo XX empezó en Sarajevo, y que en el siglo XXI también comienza aquí. Ha sido un siglo breve. La I Guerra Mundial se inició en esta ciudad. Los siglos no comienzan numéricamente con dos ceros. El XIX empezó en realidad en 1815, con la reinstauración tras la derrota final de Napoleón. Así que el siglo XIX va de 1815 a 1914, cuando se destruye el orden levantado tras la caída de Napoleón. Yo supongo que el siglo XXI nació en 1989, con el suicidio del imperio soviético, pero también se podría decir de modo más irónico que comenzó con el sitio de Sarajevo, porque ahora disponemos de la -impresión completa de lo que fue el siglo XX.

P. ¿Cuál- es su sensación del tiempo en Sarajevo?

R. Un día en Sarajevo es como una semana en Nueva York. Cada día está tan lleno que cuando yo paso aquí una semana parece que llevo un mes. Cada día está está lleno de nuevas y terribles impresio nes. Pero no sólo terribles, porque lo que ocurre aquí sólo ocurre en situaciones verdaderamente extremas. Aquí se es testigo de las más terri bles acciones de las que el hombre es capaz, pero al mismo tiempo pueden hallarse las mejores y más valiosas personas con las que uno se puede encontrar en el curso de toda su vida. Las situa ciones extremas de desas tre, guerra o sitio atraen a la mejor y a la peor gente.

P. ¿Cree que la historia todavía puede enseñarnos algo, o el mundo ha olvidado Auschwitz?

R. Creo que la historia nos enseña continuamente; lo que pasa es que la gente no quiere escuchar. No hay ninguna duda de que en dos o tres años como máximo toda la visión oficial sobre lo ocurrido aquí será que los países occidentales han cometido un grave error, que están todavía cometiéndolo. Se trata del tercer gran genocidio de Europa en nuestro siglo: en 1915, los armenios; a finales de los años treinta y principios de los cuarenta, los judíos y los gitanos, y ahora los bosnios musulmanes.

P. ¿Cómo es el miedo que siente aquí?

R. Uno estaría loco si no tuviera miedo. Tienes que tener miedo. Hay diferentes niveles de peligro. No hay ningún lugar seguro, pero algunos lugares son más seguros que otros. La noche pasada estuve cenando con el director del diario Oslobodenje, Kernal Kurspahic. Vive a 50 metros de las líneas serbias, y puede ensefiarte en su sala de estar las muescas de los francotiradores. Su vecino de 1 quinto piso -él vive en el segundomurió el sábado pasado de un disparo. Si le preguntas dónde están los serbios, te contesta: "En aquel edificio". Aquí la gente hace cosas extraordinarias. En Sarajievo viven 350.000 personas. Diez o quince personas son asesinadas cada día, y unas veinte sufren heridas. Mi oportunidad es una entre mil. Pero la gente es asesinada en el mismo lugar donde tú estuviste una hora antes, o una hora más tarde. Eso te hace darte cuenta de que no hay ningún lugar seguro. Pero lo maravilloso es que mucha gente intenta preservar desesperadamente todos los aspectos de normalidad que puede.

P. ¿Va a escribir algo sobre sus experiencias y sus impresiones aquí?

R. Estoy escribiendo una especie de diario llamado Esperando a Godot en Sarajevo.

P. ¿Cree que Europa y Occidente van a pagar un alto precio por su política en Bosnia?

R. Por supuesto. Yo creo que los serbios quieren toda la antigua Yugoslavia. Siempre suelo ponerme en la peor opción, como en la vieja frase de Gramsci: "El optimismo de la barbarie y el pesimismo de la inteligencia". Pienso que lo peor está por llegar. Creo que los bosnios van a ser completamente derrotados, que Sarajievo será ocupada, dividida y destruida. Incluso si este patético Gobierno firma la partición del país -lo cual es impensabletraerá un enorme sufrimiento a su pueblo.. Creo que nos encontramos en una situación, a pequeña escala, parecida a la de Hitler. Esta guerra supone también el completo descrédito de Europa.

P. ¿Qué piensa del comportamiento de Estados Unidos, las Naciones Unidas, Europa, los intelectuales y la izquierda acerca de Bosnia?

R. Deploro, critico y lamento el rechazo de mi propio Gobierno a intervenir. Pero pienso que la mayor y más vergonzosa responsabilidad es la de los Gobiernos del Reino Unido, Alemania y Francia. Mi Gobierno debería intervenir porque se considera a sí mismo como una superpotencia. Los Gobiernos europeos tenían la obligación moral y política de intervenir porque esto es Europa. Sarajevo era el San Francisco de Europa del Este, era una ciudad cosmopolita y sofisticada, mucho más que Belgrado o Zagreb. Y quizá es por eso por lo que esta gente quiere destruirla.. Sin las Naciones Unidas, está perfectamente claro que Sarajevo no habría sobrevivido. En ese sentido, me siento muy agradecida al ACNUR [Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados]. Pero Unprofor [Fuerza de Protección de las Naciones Unidas] no cumple el mandado del Consejo de Seguridad. Los serbios cometen violaciones a diario. Sarajevo debería ser una ciudad segura, y usted puede ver lo segura que es. [En ese momento estalla una granada no muy lejos del hotel]. Respecto a la actitud de los intelectuales, me parece penosa.. Cuando salí de aquí en abril sugerí a todo el que encontré que viniera a Sarajevo. De la larga lista de famosos con los que hablé, sólo dos respondieron: uno se acaba de ir, es Juan Goytisolo, al que admiro de corazón; la otra es Annie Leibovitz, una fotógrafa muy conocida, que todavía está aquí. Muchos me dijeron: "Oh, es peligroso", o "tú debes estar loca", o "es muy triste".

P. ¿Y la izquierda?

R. Ya no hay izquierda. Es un chiste.

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