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El suicidio del magnate Gardini impide que se aclare el mayor caso de corrupción en Italia

Raúl Gardini, de 60 años, casado y con dos hijos, diseñador y ejecutor de toda la política de expansión que en los años ochenta convirtió a la familia Ferruzzi de Ravena en el segundo grupo empresarial privado de Italia y en una multinacional conocida en todo el mundo, se disparó ayer un tiro en la sien en su casa de Milán. El suicidio cierra las posibilidades de llegar al fondo del mayor caso de presunta corrupción descubierto en Italia en tomo a la fusión Enimont, de la que Gardini fue protagonista directo junto a Gabriele Cagliari, ex presidente del organismo petrolero estatal, que se suicidó el martes.

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Gardini fue encontrado agonizante a las 8.45 de la mañana de ayer por un mayordomo, en la habitación que ocupaba en el piso bajo del Palacio Belgioloso, un edificio del siglo XVIII, próximo al teatro La Scala, donde el financiero tenía su residencia milanesa. Junto al cuerpo, que llegó al hospital cadáver, una pistola alemana de marca Walter, calibre 7,65 milímetros, una nota en la que el difunto confirmaba su suicidio con una sola palabra a la familia: "Gracias".Un obrero que trabajaba en las proximidades contó cómo, sobre las nueve de la mañana, vió desde la calle a Iván, el hijo mayor de Gardini, de 24 años, que gritaba desesperado en el patio del palacio. Poco después, llegó la ambulancia. La mujer de Gardini, Idiría Ferruzzi, se encontraba, recluida desde la noche del jueves, en un hotel de lujo de la playa, de Ravena.

Investigado desde febrero, como también Cagliari, ex presidente del Ente Nazionali Idrocarburi (ENI), por presunta sobrevaloración de los activos aportados por Montedison al proyecto Enimont -la efimera fusión entre la mayor química privada italiana y la división química del E,M-, el suicidio de Gardini parece precipitado por las confesiones de Giuseppe Garofano, su ejecutivo al frente de Montedison, que desde hace dos semanas colabora con los jueces.

Según noticias no oficiales, Garofano, ex presidente de Montedison, declaró que fue Raúl Gardini quien le ordenó personalmente que creara "disponibilidades extracontables" -un eufenusmo para decir dinero negro- con las que pagar las comisiones ilegales acordadas por Gardini con los partidos para el año 1991. Garofano, quien ha reconocido haber pagado personalmente 500 millones de liras (unos 45 millones de pesetas) a la Democracia Cristiana (DC), añade supuestamente que los fondos en cuestión, valorados por el testigo en unos 130.000 millones de liras, procedían de peraciones inmobiliarias precididas por Gardini sobre el patrimonio de Montedison.

Pérdidas multimillonarias

Gardini, según Garofano, fue el responsable de 320.000 millones de liras de -pérdidas incorporadas inesperadamente el pasado junio a los balances de Montedison, grupo que hoy está intervenido por los bancos. Tales pérdidas no corresponden, al parecer, a la multinacional, sino a operaciones especulativas personales de Gardini en el mercado de cereales de Chicago, que éste imputaba luego al grupo.El relato de Garofano indica que la gestión por Gardini de Montedison, multinacional que los Ferruzzi controlaron a partir de 1986 con una participación minoritaria, estuvo jalonada de comisiones ilegales y actos ilegítimos de usufructo del patrimonio del grupo en beneficio de la familia de Ravena.

Esto vale también para el proyecto Enimont, lanzado en 1989 como un hito en la química italiana, sobre la base de participaciones paritarias del 40% para Montedison y el ENI. La fusión se rompió en 1990, cuando se descubrió que Gardini, los Ferruzzi y sus aliados, como el financiero francés Jean Marc Vernés, amigo de Mitterrand, compraban subrepticiamente en bolsa el 20% restante de Enimont, para hacerse con toda la química del Estado italiano. Al parecer, según Garofano, tales operaciones fueron financiadas con fondos extraídos de Montedison.

El sector democristiano de Giulio Andreotti, con el que estaba conectado Garofano, muy próximo al Opus Dei, se opuso frontalmente al proyecto de Gardini de controlar Enimont, una idea que no desagradaba a los socialistas ni a su hombre en el ENI, Cagliari, a cuyos funerales en Milán asistió ayer Rosalía, la hermana de Bettino Craxi. Y se liquidó la fusión.

Montedison obtuvo por la liquidación de su 40% la suma de 2,8 billones de liras acordada por Gardini con Cagliari. Los dos reconocieron ante el juez que el ENI pagó un sobreprecio importante, calculado en aproximadamente un billón de liras. Los jueces investigan ahora dónde fue a parar dicho dinero.

Y no están dispuestos a ceder en su empeño de alcanzar la verdad, pese a las dificultades que plantea la desaparición de los dos principales protagonistas de la historia. Prueba de ello, es que ayer mismo fueron detenidos en Milán tres miembros de la antigua dirección del grupo.Ferruzzi: Carlo Sama y Vittorio Giuliani Ricci, los dos cuñados de Gardini, y Sergio Cusani, ex consejero financiero del grupo. Todos ellos están acusados de falsificación de los balances y corrupción

Los magistrados investigan si la profunda crisis actual del grupo Ferruzzi deriva de las deudas contraídas para financiar la expansión de los años 80 o de las numerosos ilegalidades que afloran en su gestión.

Más información en la página 18

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