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CIUDADANOS ESCURRIDIZOS

El Ayuntamiento ordena embargar 31.241 cuentas corrientes por multas de tráfico

Tres de cada cuatro denuncias de la ORA van a la papelera, pero las actuaciones ejecutivas se quintuplican

CHARO NOGUEIRA, Quien sufra una multa de tráfico o de estacionamiento tiene varias posibilidades: que no le llegue a casa, pagarla voluntariamente -lo menos común- o que le embarguen... incluso si el coche ya no es suyo pero no lo notificó convenientemente.

De todas formas, los madrileños son poco dados a afrontar las Consecuencias de las acciones que cometen: sólo algo más de siete de cada 100 multados pagan voluntariamente las sanciones.

A esta escasa disposición ciudadana se suman los problemas municipales para tramitar las denuncias. Pero, a pesar de todo, el jefe del Departamento de Multas del Ayuntamiento, José Ramón Pérez Acebedo, hace gala de un optimismo incombustible: "No llegamos al nivel de gestión que quisiéramos, pero algo sí se hace".

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Algo son las 17.000 denuncias de tráfico que se extienden cada día en Madrid. Entre 4.000 y 5.000 corresponden a las impuestas por la Policía Municipal. El resto, unas 12.000, proceden del estacionamiento regulado y de pago en las calles del centro: la ORA.

La mitad no vale

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El esfuerzo de los vigilantes, libreta en mano, tiene desigual resultado. Según el jefe de multas, en su servicio se procesan "todas" las denuncias de la policía, pero las de la ORA "se seleccionan en función de la gravedad de la infracción y de la reincidencia". Pérez Acebedo asegura que cada día se procesan "unas 2.500 0 3.000 denuncias de la ORA". Esto quiere decir que de cada cuatro multas que imponen los vigilantes del aparcamiento tres acaban en la papelera.

Al final, los ordenadores municipales procesan entre 7.500 y 8.000 denuncias cada día. Al cabo del año suman más de 2,2 millones, aunque agentes y vigilantes extienden más del doble: unos cinco millones de papeletas. Para Pérez Acebedo, la causa de este primer atasco que echa al cesto más de la mitad de las sanciones es la falta de medios técnicos y humanos. En el departamento trabajan 28 personas.

Si, a pesar de todo, una multa ha sido procesada, aún quedan posibilidades para no tener que pagarla. Sobre todo porque a menudo las notificaciones no llegar. Aquí las culpas se reparten: el Ayuntamiento asegura que los listados de la Dirección General de Tráfico (DGT) contienen errores en los datos de los propietarios de los vehículos.

En la DGT alegan que muchos ciudadanos no informan de sus cambios de domicilio o que, incluso, no cumplimentan correctamente la transferencia cuando venden el automóvil.

Por si fuera poco, también hay problemas postales. El envío certificado es el sistema que se sigue. "Todas las notificaciones se hacen así, pero la mitad no son válidas", reconoce el responsable Pérez Acebedo. No es tanto que se rehúse el certificado -"eso no sirve para evitar la multa", explica- como que "en las casas no hay nadie cuando llega el cartero". Al final, "la mitad de las entregas no son efectivas", señala.

Ya es mala suerte, sobre todo si se compara con los resultados que dice obtener la Dirección General de Tráfico con las multas de la Guardia Civil, en carretera. "Nosotros cobramos entre el 60% y el 70% en periodo voluntario", asegura un portavoz de este organismo, que se enfrenta con los mismos problemas de cambios de domicilio no notificados.

Habida cuenta de que en Madrid se formulan 17.000 denuncias diarias de tráfico y aparcamiento, con una sanción media de 12.000 pesetas para las de policía y de 2.000 para la ORA, de cobrarse todas ellas la recaudación diaria sería de unos 78 millones. Pérez Acebedo no cree en esta multiplicación. "Más que el cuento de la lechera, sería el del imperio Pascual", bromea. El jefe de multas calcula que se pagan voluntariamente algo más de 700 sanciones diarias, a las que habría que sumar las que se abonan directamente a los agentes.

En cambio, el concejal socialista Eugenio Morales -ex responsable del área de Tráfico- cree que no pasan de 200 las multas que se abonan cada jornada. Según los datos oficiales, el Ayuntamiento cobró el año pasado 872 millones de pesetas en recaudación voluntaria y otros 78 millones más mediante embargos.

A la vista de la morosidad generalizada, la Corporación ha pisado el acelerador ejecutivo. Desde enero hasta el 30 de junio de este año ha ordenado a los bancos embargar 31.241 cuentas corrientes por el impago de multas de tráfico y estacionamiento. En total, 2.705 millones de pesetas, según los datos que proporciona el concejal de Hacienda, Fernando López Amor.

A pesar de todo, este sistema no es perfecto: la mitad de las órdenes no ha servido de nada. "Los embargos efectivos han sido 14.431 y se han cobrado 503 millones", señala el concejal de Hacienda. Con cierta frecuencia, debido a errores a menudo imputables a los propietarios de los automóviles, el embargo le llega al dueño anterior del vehículo.

Los servicios jurídicos del Real Automóvil Club de España (RACE) son testigos de la ola de incautaciones. "En los últimos meses, las consultas por embargos han crecido un 30%", asegura Gloria Vinader. También apunta algo que reconocen los responsables municipales: "Es frecuente que embarguen la cuenta a quien ya no es propietario del coche". La manera de evitarlo no es otra que tener los papeles en regla.

"Las multas son una lotería. O no pagas ni una, o te persiguen hasta el catre y te embargan", sentencia el concejal socialista Eugenio Morales. Cree que el sistema funciona de forma injusta y con despilfarros, sobre todo si se tiene en cuenta que los agentes de la ORA cuestan "mil millones al año al Ayuntamiento".

Adios a los recursos

A partir del 26 de agosto, con la entrada en vigor de la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas, habrá cambios en el mundo de las multas: desaparecerán los recursos de alzada. Quien quiera recurrir una sanción deberá hacerlo ante la Sala de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Madrid. Además, el alcalde firmará las multas.

Ésta es la novedad más inmediata, pero hay otras en la mente de los concejales madrileños. Amén de dotar de lector óptico al proceso de datos de las multas, hay una solución que se baraja: privatizar el cobro, según reconoce López Amor. Todavía no hay una decisión tomada.

Por ahora, la impunidad de los infractores no sólo deja de llenar las arcas municipales, sino que también desemboca en comportamientos poco cívicos. Pasos de cebra convertidos en lugar de aparcamiento, estacionamiento sin tarjeta en zona ORA o doble fila estable son moneda común en las calles de la capital. Todo eso, pese a que el concejal de Hacienda lo ve claro: "El tráfico se solucionaba el día que se cobraran todas las multas".

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