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"El conocimiento completo del genoma humano no es urgente", dice el Nobel François Jacob

Seis laureados con el famoso galardón otorgan en Castellón los premios Jaime I

François Jacob, uno de los padres de la biología molecular y premio Nobel de Medicina en 1965 junto con Jacques Monod, considera que el conocimiento completo del genoma humano, impulsado fundamentalmente por investigadores norteamericanos "no es urgente". "Lo importante", dijo, "es analizar a fondo regiones interesantes: los genes que causan enfermedades graves o los relacionados con el funcionamiento del cerebro". Jacob hizo este comentario en Benicassim (Castellón), donde se reunió el jurado de los premios Jaime I de investigación y medicina clínica.

Entre los componentes del jurado había nada menos que seis premios Nobel de medicina: el propio Jacob, el también francés Jean Dausset (1980), el hindú Har Gobind Khorana (1965), el italiano Renato Dulbecco (1975) y el estadounidense Hamilton Smith y el suizo Werner Arber, que compartieron el galardón en 1978. El también miembro del jurado y máximo inspirador del premio, Santiago Grisolía, resaltó que ningún otro galardón concedido en España había reunido jamás tal concentración de laureados con el Nobel.La mayoría de los reunidos ayer conformaban con sus investigaciones buena parte de la historia de la biología molecular, la disciplina que en los últimos 40 años ha variado de forma sustancial los conceptos de la biología. En su conversación con este diario, Jacob puso de relieve que en una primera fase la biología molecular "modificó totalmente la forma de pensar". Demostró que para explicar la extrema complejidad de los seres vivos "no es preciso evocar nada situado fuera de la física o la química: todo se explica por la estructura y propiedades de las moléculas que componen los seres vivos".

Sentadas estas bases, agregó, "se ha desarrollado luego una formidable revolución tecnológica: la ingeniería genética", que ahora permite abordar tareas tan relevantes como tratar de conocer "los circuitos reguladores del desarrollo del embrión" hasta conformar un animal adulto determinado, incluido el hombre.

Evolución como bricolaje

El investigador francés considera que la secuenciación de los 3.000 millones de letras que forman el genoma del hombre, no es urgente -"con saberlo dentro de 25 o 30 años es suficiente", precisó- porque su gran preocupación no es tanto juntar todas las palabras (genes) que hay escritas en él para describir la totalidad del ser humano, como comprender los significados que esas palabras tienen. "Cada vez que obtenemos nueva información nos encontramos con que detrás hay una enorme complejidad".Esa complejidad, se deriva en buena parte del hecho de que la evolución "funciona como un bricolaje", según Jacob. Y moléculas con una función determinada han experimentado en un momento de la evolución una transformación que otorga al nuevo agregado molecular una función distinta. Tratar de conocer esa historia de la evolución es el gran reto que él se plantea investigador y considera que estudiando el embrión y su desarrollo puede obtener muchas claves.

"Ahora sabemos cosas que hace sólo diez años nos habrían parecido fantásticas", continuó Jacob. "Sabemos que los genes que elaboran el plan del organismo de un ser humano -lo que va delante o detrás, en un lugar u otro- son sustancialmente los mismos que hacen el plan, por ejemplo, de las moscas. La evolución conserva y adapta un poco de aquí y otro poco de allá".

Doce millones de pesetas

El premio Jaime I de investigación, instituido en 1989 y dotado este año con 12 millones de pesetas, está destinado a reconocer una investigación hecha en España. Fue concedido ayer a Alberto Muñoz Terol, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, por sus trabajos sobre el oncogen ERB A.Renato Dulbecco valoró la figura de Muñoz Terol subrayando que este campo de investigación es muy competitivo y, en consecuencia, muy difícil destacar en él. Y a modo de moraleja dijo que en los países pequeños -"yo conozco bien Italia", precisó- lo importante es la calidad, dado que no es posible competir en cantidad.

El premio Jaime I a trabajos de medicina clínica, que se concedió por primera vez ayer, recayó en José María Segovia de Arana, por "su liderazgo en el desarrollo de la clínica Puerta de Hierro, de Madrid, que ha constituido un modelo de los hospitales modernos en España así como su aportación a la creación del fondo de investigación sanitaria de la Seguridad Social, según señaló el jurado.

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