Clinton buscan en Tokio su investidura como "número uno" mundial
El presidente de EE UU pasará su primera gran prueba en la cumbre del G-7
ENVIADO ESPECIALJapón, el principal antagonista norteamericano de la posguerra fría y el escenario en el que George Bush conoció su declive político, simbolizado por un inoportuno vómito en una cena de Estado, será también el país en el que el nuevo presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, se estrene como dirigente internacional. El viaje, que comenzó ayer con la salida presidencial de Washington, está dominado por
una cumbre del Grupo de los Siete (G-7) que se celebra en un clima de crisis económica e incertumbre política generalizadas, ocasión con la que Clinton esperar tener la oportunidad de demostrar sus cualidades para asumir el liderazgo mundial en la lucha contra la recesión y contra la inseguridad generada por los conflictos regionales.
Con su popularidad claramente mellada por los problemas internos, Clinton pretende también, como hizo su predecesor, aprovechar su gira de 10 días por Japón y Corea -su primera salida al extranjero, con excepción de la reunión con Borís Yeltsin en Vancouver- para fortalecer su imagen y ganar credibilidad.
Pese a todo el desgaste sufrido desde su acceso al poder hace cinco meses y medio, Clinton será todavía en la cumbre de Tokio, los próximos días 7, 8 y 9, el líder con mayor respaldo popular, el único que Puede garantizar que estará en el poder, al me nos, tres años más. EE UU, a su vez, será el país cuya economía experimenta un mayor índice e crecimiento. Como el mismo Clinton afirmó el mes pasado, tras la aprobación de su programa económico por el Senado norteamericano, "por primera vez en muchos años, Estados Unidos acude a una reunión del Grupo de los Siete en una posición de fortaleza".
La ocasión, pues, es perfecta para que el presidente norteamericano imponga su joven liderazgo frente a una Europa disminuida por su crisis económica, la impopularidad de sus dirigentes y su incapacidad para afrontar el conflicto en la antigua Yugoslavia. Japón, el gran Protagonista de este viaje, le recibe en medio de la recesión económica y a dos semanas de unas elecciones; para sustituir a su actual primer ministro, Kiichi Miyazawa.
La agenda de esta gira incluye asuntos tan cruciales corno la discusión de un fondo de ayuda. a Rusia, la negociación sobre las barreras comerciales que actualmente impone Japón a los productos norteamericanos y, durante su visita a Seúl, el análisis de la amenaza que supone la intención de Corea del Norte de denunciar el Tratado de No Proliferación Nuclear.
De los tres grandes asuntos de esta gira -fomentar el crecimiento, abrir los mercados y ayudar a Rusia-, Clinton sólo ha expresado cierto optimismo, más bien retórico, sobre el primer punto: "Todos los países juntos tenemos que estimular nuestras economías al mismo tiempo. Es muy dificil para Estados Unidos hacer ese trabajo sin la ayuda de las demás naciones".
En cuanto a las relaciones con Japón, determinadas por los conflictos comerciales entre Tokio y Washington, Clinton ha manifestado su esperanza de que "la situación esté mejor" a su salida de Tokio que a su llegada, pero fuentes de ambos países han reconocido que es muy improbable que se consigan acuerdos en este viaje. La visita oficial a Japón ha quedado reducida a medio día, después de haberse planificado dos jornadas de trabajo bilateral.
Por lo que se refiere a la ayuda a Rusia, Clinton ha anunciado que presionará a los demás líderes del G-7 para conseguir el más generoso posible fondo de ayuda para el proceso de privatizaciones desarrollado por Borís Yeltsin, pero el presupuesto de 4.000 millones de dólares (algo más de medio billón de pesetas), previsto el pasado mes de abril en la reunión de ministros de Asuntos Exteriores del grupo, quedará recortado, al menos, a la mitad.
"Lo que es verdaderamente importante en esta Cumbre es comprobar si se puede confiar en un liderazgo norteamericano", afirma Robert Hormats, experto en el proceso G-7 y antiguo vicesecretario de Estado.
Tanteos menores
Hasta el momento, en lo que se refiere a la política exterior, Clinton sólo se ha probado con pesos menores. Sus principales decisiones han sido el ataque contra el cuartel general de los servicios secretos de Irak y la participación e tropas norteamericanas en la operación de la ONU en Somalia. La política norteamericana sobre Bosnia ha estado plagada de contradicciones, hasta llegar al casi completo desentendimiento que hoy muestra la Administración.Bill Clinton llegó al poder como un hombre más preocuado de los asuntos internos que de los internacionales. Con su eslogan de "ser fuertes en casa primero para ser fuertes en el mundo después", Clinton había despertado el temor de promover una política aislacionista.
El presidente norteamericano tendrá que aprovechar esta ocasión para demostrar que no es así. La aprobación de un programa económico que encara fundamentalmente el tema del déficit, algo demandado durante mucho tiempo por los demás Gobiernos del G-7, le da a Clinton la autoridad para exigir a Alemania y Japón políticas de impulso al crecimiento económico. Al mismo tiempo, en el orden político, el presidente demócrata se ha declarado interesado en promover un "liderazgo global", con un mayor protagonismo de la ONU. Para ello, Washington defiende la entrada de Japón y Alemania en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
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